Una montaña rusa sin goles

Poco fútbol y muchos nervios; hambre al principio y miedo después. Vivió Anoeta un duelo propio de una montaña rusa, con alternancia de gobiernos, de fútbol y de intenciones. Pero nada surtió efecto, por lo que la Real Sociedad y Osasuna firmaron las tablas a cero, a nada.

Eléctrico y demasiado tenso, el duelo en Anoeta no encontró la pausa al inicio, como si cada jugada fuera la última. Idas y venidas constantes de área a área, con facilidad para componer remates, todos desviados. Dos de Griezmann, uno de Vela y otro de Armenteros para abrir apetito. Fue, sin embargo, un espejismo de 2...

Poco fútbol y muchos nervios; hambre al principio y miedo después. Vivió Anoeta un duelo propio de una montaña rusa, con alternancia de gobiernos, de fútbol y de intenciones. Pero nada surtió efecto, por lo que la Real Sociedad y Osasuna firmaron las tablas a cero, a nada.

Eléctrico y demasiado tenso, el duelo en Anoeta no encontró la pausa al inicio, como si cada jugada fuera la última. Idas y venidas constantes de área a área, con facilidad para componer remates, todos desviados. Dos de Griezmann, uno de Vela y otro de Armenteros para abrir apetito. Fue, sin embargo, un espejismo de 20 minutos, el tiempo que tardaron los jugadores en soltar la pierna, en dar más patadas al rival que al balón. Excesivo protagonismo para el colegiado Velasco Carballo y el peor escenario para la Real, que no encontró a Xabi Prieto para que organizara el juego y filtrara pases a las carreras de los extremos. Más cómodo se encontró en el barullo Osasuna, que planteó el partido en 35 metros, con la presión adelantada y las líneas apretujadas. Pero no le alcanzó con la contra ni con los disparos de larga distancias de Armenteros y Lamah.

Recobrada la calma, absorbió de nuevo el cuero la Real. Pero Ifrán y Vela no atinaron a enlazar las jugadas y Griezmann lo hizo en fuera de juego. Así que ambos contendientes acabaron por estrecharse la mano.