Salamanca y Besanzón

Ambas ciudades tienen en común haber servido de marco para convocar la misma pregunta a los aficionados: ¿Quién es más fuerte, Froome o Wiggins?

Froome, durante la novena etapa del Tour de FranciaYORICK JANSENS (EFE)

Salamanca y Besanzón tienen desde ayer algo más en común que haber sido declaradas ambas ciudades Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En lo que atañe al ciclismo, ambas ciudades tienen en común haber servido de marco para convocar la misma pregunta a los aficionados: ¿Quién es más fuerte, Froome o Wiggins?

En la décima etapa de la pasada Vuelta a España, una contrarreloj individual de 47 kms celebrada en la ciudad española, Froome aventajó de manera sorprendente a su compañero en 23 s...

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Salamanca y Besanzón tienen desde ayer algo más en común que haber sido declaradas ambas ciudades Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En lo que atañe al ciclismo, ambas ciudades tienen en común haber servido de marco para convocar la misma pregunta a los aficionados: ¿Quién es más fuerte, Froome o Wiggins?

En la décima etapa de la pasada Vuelta a España, una contrarreloj individual de 47 kms celebrada en la ciudad española, Froome aventajó de manera sorprendente a su compañero en 23 segundos, y la pregunta entonces era pertinente, pues en ese momento, al igual que ahora, la jerarquía del equipo estaba clara y el líder del Sky era Wiggins. Pero claro, aquel día el gregario fue más fuerte que el líder en el terreno que mejor le venía a este último, así que a partir de entonces el cambio jerárquico se mantuvo flotando en el ambiente hasta que se vio materializado en hechos cuando Wiggins no pudo seguir la rueda de un Froome trabajador y en estado de gracia en la dura ascensión al Angliru. Entonces se cambiaron los roles y Froome consiguió al final ser segundo en aquella Vuelta. La demora en tomar esta decisión por parte de su equipo, es seguramente —y aquí ya estoy simplemente especulando— uno de los motivos de que ahora hablemos de Froome sin más, sin poder decir eso de “el último y sorprendente ganador de la Vuelta a España”. Para eso ya está Cobo, que al final fue él quien dio la campanada.

En la pasada Vuelta, Froome fue mejor y aumentó el debate sobre el liderazgo

La pregunta sigue siendo igual de pertinente casi un año después; las circunstancias son parecidas, pero el escenario tiene mayor trascendencia, esto es el Tour de Francia. Froome perdió con respecto a su compañero 1m 25s en la primera etapa en línea de este Tour por un inoportuno pinchazo en los kilómetros finales. Eso más nueve segundos perdidos en el prólogo, menos dos recuperados en la llegada en alto ganada por Froome, situaban ayer —en la rampa de salida de la crono de esta novena etapa— en 1m32s la desventaja del gregario con respecto a su líder. Pero ayer, a diferencia de lo sucedido en Salamanca, el líder Wiggins dio el puñetazo en la mesa ganando la contrarreloj con la autoridad que de él se esperaba, lo que no sucedió en Salamanca. Segundo fue su compañero a 35 segundos, y al tercero, Cancellara, hay que buscarlo ya a casi un minuto del inglés.

Hasta que Wiggins ha dado un puñetazo con autoridad en este Tour

La pregunta es la misma; la respuesta puede ser diferente, aunque más vale no especular demasiado que aún quedan dos semanas de carrera. Wiggins ha dejado claro con sus prestaciones y también con sus palabras que es el líder único. Froome en las declaraciones asiente, y no deja lugar a dudas cuando le preguntan por los precedentes recordando que “la situación actual es esta y ya veremos en un futuro…”, situando al futuro en años venideros, y no en cuestión de semanas.

Veremos porque aún quedan dos semanas de carrera y la situación de poderío y mando sobre la carrera recae toda en los hombros —y en los hombres— del Sky. Y esto no es algo nada fácil de gestionar, lo sé bien por experiencia propia. Sus rivales lo saben aún mejor que nosotros, y tratarán de aprovechar el más mínimo punto débil, sea el que sea. Por ejemplo, la salida de tono de Wiggins en la rueda de prensa de anteayer es una muestra de nerviosismo —y de carácter— que no ha pasado inadvertida, y aunque la alegría por la victoria de ayer, y la tregua que concede el día de descanso de hoy servirán para olvidar el incidente, nadie va a dejar de aprovechar en la guerra la más mínima fisura, aunque esta sea del plano psicológico.

Sky tiene ahora al primero y al tercero en la general con el último ganador de Tour intercalado entre ellos. Su situación es privilegiada, pero también muy peligrosa. Que disfruten del merecido día de descanso todos ellos, especialmente los heridos, que lo agradecerán aún más, y preparémonos para el festival que nos espera en breve en Los Alpes, que esto promete ser interesante.

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