China suma y sigue

La gimnasia es un deporte subjetivo y, como tal, el factor campo resulta casi siempre determinante. Así fue en los Juegos Olímpicos de 1984, donde una buena Mary Lou Retton se impuso a una mucho mejor Ecaterina Szabo en Los Ángeles o en los Mundiales de Indianápolis en 1991, cuando un público enfervorecido empujó con sus gritos a la estadounidense Kim Zsmeskall a lo más alto, en detrimento de la reina de esa década, la soviética Svetlana Boginskaya. Así que cuando se confirmó que este año los Mundiales serían en Tokio a pesar del accidente nuclear de Fukushima, muchos pensaron: "Japón lo va a ...

La gimnasia es un deporte subjetivo y, como tal, el factor campo resulta casi siempre determinante. Así fue en los Juegos Olímpicos de 1984, donde una buena Mary Lou Retton se impuso a una mucho mejor Ecaterina Szabo en Los Ángeles o en los Mundiales de Indianápolis en 1991, cuando un público enfervorecido empujó con sus gritos a la estadounidense Kim Zsmeskall a lo más alto, en detrimento de la reina de esa década, la soviética Svetlana Boginskaya. Así que cuando se confirmó que este año los Mundiales serían en Tokio a pesar del accidente nuclear de Fukushima, muchos pensaron: "Japón lo va a conseguir". Con Kohei Uchimura, doble campeón mundial (2009 y 2010) y subcampeón olímpico, al frente y con una China fallona en la clasificación, parecía que el asunto sería un paseo.

Pues no. Los chinos se han impuesto en la final por equipos con dos puntos de margen para anotar su quinto Mundial consecutivo. Desde 2003, nadie tose a la selección asiática. De nada ha servido a los locales que Uchimura, el chico del flequillo, un gimnasta pequeño y perfecto de sonrisa fácil, haya vuelto a ser el mejor. Los japoneses dependen demasiado de él. Uchimura ha sido el único gimnasta de la final, y han tomado parte 47 en total, que ha realizado los seis aparatos. Ni siquiera Rumanía, disminuida por la lesión de su líder, Marian Dragulescu, se ha visto obligada a abusar de un solo gimnasta.

Hay otras cuestiones que los japoneses deberán solventar si quieren llegar a lo más alto, algo que no consiguen desde 1978, a pesar de haber dominado este deporte entre los años sesenta y setenta, cuando también consiguieron cinco Mundiales consecutivos. Deben mejorar su ejercicios de barra fija y la seguridad con que los hacen. Hoy el gran Uchimura ha fallado en una suelta y el equipo solo ha podido ser sexto de ocho participantes en este aparato. Y deben trabajar la seguridad. El hecho de competir ante más de 30.000 compatriotas tampoco ayuda. Hoy se les ha notado más nerviosos de lo habitual.

"Si los japoneses hubieran ejecutado sus ejercicio como deben, nos habrían ganado. Pero han tenido mala suerte", ha reconocido el chino Zou Khai, campeón olímpico de barra fija, a la agencia AFP.

Estados Unidos ha sido tercera, a un suspiro de los japoneses, por lo que el podio replica exactamente el del año pasado en Rotterdam.