Croacia obtiene un botín excesivo
El combinado balcánico vence a la anfitriona Austria gracias a un penalti transformado por Modric
El pasado mes de septiembre, un grupo de aficionados austriacos propulsaba una iniciativa mediante la que reclamaban que Austria renunciase voluntariamente a su participación en la Eurocopa. "Somos una nación de cultura, un pueblo de estetas", esgrimía el hijo de un antiguo internacional. Quizá, esos seguidores se arrepientan hoy día de su idea. O al menos, en parte, porque al margen de las notables carencias futbolísticas de su selección, Austria ofreció una digna imagen ante Croacia. El combinado balcánico basó una inmerecida victoria en un juego muy especulativo y la inspiración de un genio...
El pasado mes de septiembre, un grupo de aficionados austriacos propulsaba una iniciativa mediante la que reclamaban que Austria renunciase voluntariamente a su participación en la Eurocopa. "Somos una nación de cultura, un pueblo de estetas", esgrimía el hijo de un antiguo internacional. Quizá, esos seguidores se arrepientan hoy día de su idea. O al menos, en parte, porque al margen de las notables carencias futbolísticas de su selección, Austria ofreció una digna imagen ante Croacia. El combinado balcánico basó una inmerecida victoria en un juego muy especulativo y la inspiración de un genio en ciernes llamado Modric, que transformó una pena máxima para tumbar a los gigantes austriacos.
A buen seguro que los directivos del Tottenham presentes en el Ernst-Heppel Stadion de Viena se frotaban las manos. Pese a haber pagado una suma más que considerable por un jugador semidesconocido (20,6 millones de euros), saben que, a priori, han hecho un magnífico negocio porque Modric tiene mimbres de gran futbolista. Elegante en la conducción, acertado en el pase y certero en el uno contra uno, al Cruyff balcánico no le tembló el pulso a la hora de asumir el riesgo de lanzar el penalti cometido por Aufhanser sobre Olic a los tres minutos de partido. Modric disparó por el centro, con un toque sutil, y adelantó a Croacia.
Desde ese instante, los balcánicos se dedicaron a contemporizar. Bajo la batuta de su joven centrocampista, el conjunto croata monopolizó la posesión del balón y gozó de diversas ocasiones para ampliar su renta. La verticalidad de Olic y la insistencia de Petric fueron sus mejores argumentos, pero ni uno ni otro lograron perforar la portería de Macho. Austria, por su parte, intentó imponer sus centímetros en las acciones a balón parado para buscar la igualada. Al filo de la media hora, Prodl remató fuera por centímetros tras un centro templado de Ivanschitz, y poco después, fue Stadnfest quien pudo marcar, pero su cabezazo se marchó alto.
En el segundo acto, el encuentro mantuvo el mismo guión. Croacia dominó la recta inicial y sufrió sobremanera en el epílogo, en el que los austriacos acariciaron el empate. La salida de Vastic fue determinante. El veterano centrocampista canalizó el juego ofensivo de su equipo y de sus botas nacieron las jugadas más peligrosas. Los croatas, exhaustos, se aferraron a las paradas de Pletikosa y resistieron a las acometidas de su rival, que desperdició una clamorosa oportunidad en el tiempo añadido cuando Kienast remató desviado un preciso envío desde la izquierda.