2M12 | La carrera olímpica

A solas con Sebastian Coe dentro de un ascensor

El follón de edificios, salones, escaleras y pasillos que encierra un edificio como el que alberga esta 117ª edición del Comité Olímpico Internacional produce situaciones tan pintorescas como que uno se encuentre perdido y tenga que encontrar la salida nada menos que con Sebastian Coe, el presidente de la delegación de Londres, una de las grandes rivales de Madrid.

La cuestión no pasaría a mayores -por aquí te cruzas con auténticos mitos del deporte- si no fuera porque el encuentro se produjo apenas media hora antes de que Londres expusiera su proyecto ante los miembros del COI. Tras r...

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El follón de edificios, salones, escaleras y pasillos que encierra un edificio como el que alberga esta 117ª edición del Comité Olímpico Internacional produce situaciones tan pintorescas como que uno se encuentre perdido y tenga que encontrar la salida nada menos que con Sebastian Coe, el presidente de la delegación de Londres, una de las grandes rivales de Madrid.

La cuestión no pasaría a mayores -por aquí te cruzas con auténticos mitos del deporte- si no fuera porque el encuentro se produjo apenas media hora antes de que Londres expusiera su proyecto ante los miembros del COI. Tras recorrer varios pasillos, el mito del atletismo se muestra, junto a su acompañante, de modo más que educado, aunque con el semblante nervioso, dentro de un ascensor que ninguno sabe si llevará o no a la deseada cuarta planta.

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"Buena suerte, señor Coe", desean los dos periodistas a uno de los responsables de que quizá Madrid no sea elegida. "Gracias", contesta educado con los ojos puestos en las acreditaciones. "Somos periodistas españoles. Venimos de Madrid", confirman los interlocutores. La noticia desata la flema de sir Sebastian, quien con una media sonrisa pone su mano en el hombro antes de sentenciar: "Lo siento por vosotros".

El ascensor para y se abren las puertas, al fin, en la planta deseada. Tras las educadas despedidas, Sebastian Coe tiene aún un momento para acreditar una certeza: "Si me deseáis suerte a mí no la tendréis vosotros...". "Yes, but...". Y Coe se despide y se pierde junto a su asesora en el tumulto en busca de su enésimo momento de gloria: la presentación del proyecto de Londres 2012, el suyo, ante los Miembros del COI.