Esferas misteriosas y otros fallos en las rotativas

La reconversión de las industrias de la impresión y del papel en España repercute en la calidad de la tirada

Fernando Hernández

El correo electrónico enviado por el lector Miguel V. Freire intrigaba ya desde el asunto: “Misterio fotográfico”. El mensaje contiene cuatro imágenes de páginas del periódico de distintos días, que ilustran lo que expone el texto: “Desde hace un tiempo, vengo observando la aparición de unas extrañas esferas en algunas de las fotografías del periódico, fenómeno para el cual esperaba que la Redacción se diese algún tipo de explicación. El tiempo pasa, el fenómeno se reitera y la explicación no llega. ¿Podría, usted, por favor, proporcionármela?”.

Enseguida se puso en marcha el departamento de producción y distribución para resolver el misterio. Primero, hubo que comprobar con el lector dónde había comprado los periódicos. Como la mayor parte de los ejemplares los había adquirido en Málaga, la imprenta correspondiente era la de Andalucía.

Desde el 17 de diciembre de 2017, el periódico ya no se imprime en sus propias rotativas, sino en las de empresas externas. En la actualidad, hay contratadas ocho plantas de impresión: en Madrid, Barcelona, Sagunto (Valencia), Sevilla, A Coruña, Mallorca, Gran Canaria y Tenerife.

Tras contactar con la de Sevilla, se resolvió el caso: uno de los cilindros de contrapresión tenía un agujero del tamaño de las misteriosas esferas, de forma que, al girar durante la impresión, la parte del papel que coincidía con el boquete quedaba en blanco. Tras ser advertida, la empresa se ha comprometido a no usar este cilindro y a no cometer más este descuido.

Uno de los cilindros de contrapresión de la rotativa donde se imprime EL PAÍS en Sevilla, deteriorado en el centro, donde presenta un agujero.

Lo extraño es que nadie se hubiera dado cuenta antes. En ello coinciden otros lectores que han observado defectos de impresión. Como el suscriptor Fernando Mediavilla, quien expresa su indignación con mayúsculas en un correo que recoge una lista de fallos: borrones de tinta, páginas con pliegues, fotografías desplazadas, hojas que hay que descoser, pliegues descompensados o márgenes inexistentes. “Me sorprende la irresponsabilidad de que nadie de EL PAÍS compruebe y reclame tantas deficiencias”, añade. A Francesc Tormo, le llama la atención la mala calidad de impresión de las fotos: “Pésima: sin color, sin contraste, planas”.

Pablo Cayado, director de Producción y Distribución de PRISA, e Iván Erd, encargado del control de calidad de la impresión, son conscientes de esta situación y han dado una extensa explicación a esta defensora sobre los procesos de supervisión y los condicionantes de las industrias de impresión y del papel, cuya reconversión ha repercutido en la calidad de la tirada de los medios. Estas son las cuestiones más relevantes:

Rotativas. La digitalización de la prensa y el trasvase de lectores a internet provocó el cierre de la mayoría de las rotativas en España cuando empezaron a bajar las tiradas de periódicos y revistas. Eso ha llevado a que casi todas las publicaciones se concentren en los mismos centros de impresión, distribuidos por todo el país.

Slots. Como ocurre con el margen asignado a los aviones para maniobrar en los aeropuertos, cada publicación recibe un horario para imprimir. Si no se llega ―cuando se alarga un partido de fútbol o surge una noticia relevante―, hay que esperar a que se imprima toda la competencia, lo que retrasa el envío a los quioscos; por eso, lo prudente es ceñirse al horario asignado. Pero esto implica que no haya casi tiempo para hacer revisiones o para que parte de la tirada se reimprima si se detectan fallos. Y se añade el factor de que, al ser otra empresa, existe una menor identificación con el producto que la que tenían los trabajadores de las rotativas cuando formaban parte de la plantilla del periódico.

Supervisión. El departamento hace un seguimiento exhaustivo del servicio de cada planta, con informes internos periódicos sobre las deficiencias de la tirada, los horarios y hasta los paquetes con los que se entregan los ejemplares. “Estamos muy encima de ellos”, asegura Pablo Cayado. Sin embargo, al no haber apenas competencia, se limita el margen de reacción del periódico cuando falla la impresión, porque casi no existen alternativas para llevarse la producción a otra imprenta.

Cataluña. En esta comunidad operan en la actualidad dos empresas, una en Barcelona y otra en Manresa. EL PAÍS imprime en la primera, porque la cercanía ayuda a optimizar los horarios de la impresión y de la posterior distribución. Pero allí coinciden la mayoría de las publicaciones, a las que se acaba de sumar La Vanguardia. Eso ha provocado que la rotativa esté desbordada, pese a que ha ampliado la maquinaria y el personal contratado, porque aún está en fase de adaptación. Por eso se han dado los fallos que señalaban los lectores anteriores. Para tratar de atajarlos, Iván Erd viajó este sábado a Barcelona a supervisar la impresión.

Papel. También la reconversión industrial de las empresas papeleras afecta a la tirada de EL PAÍS. Muchas fábricas españolas han dejado de producir papel de prensa para volcarse en el cartón, cuya demanda ha crecido por el embalaje del comercio electrónico. Esto hace que muchos medios compitan por la menor oferta existente y, por eso, el periódico, además de comprar las bobinas a la empresa española Papresa, las adquiere en Bélgica y Canadá para asegurar su producción.

Otro elemento que incide en la calidad es que las firmas española y belga solo fabrican papel 100% reciclado. Resulta más ecológico, pero es más fino y la impresión queda menos nítida. En cambio, el papel canadiense es de fibra virgen, con más cuerpo y más blanco. Se usa sobre todo en la tirada de Madrid, porque es donde se vende más, alrededor del 40% de la edición. Aunque también tiene desventajas, como que al tener que recorrer tanta distancia hay que pedir los envíos con meses de antelación y existe el riesgo de que se retrase la entrega, por ejemplo, por incidencias en el transporte o por una huelga. Por eso no es posible cambiar enteramente de proveedor.

La edición en PDF. Como estas variables no dependen de EL PAÍS, los fallos pueden repetirse. En estos casos, sugiero a los suscriptores de papel y a los Premium que accedan a la versión en PDF del periódico que existe en la aplicación. Se llega en el menú desplegable situado a la izquierda, en la parte superior de la pantalla, donde hay que pulsar “edición impresa”. El equipo de producto trabaja ya en una nueva versión mejorada para que en el futuro la experiencia resulte lo más parecido a leer en papel, pero en el móvil.

Para contactar con la defensora puede escribir un correo electrónico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duración al número +34 649 362 138 (este teléfono no atiende llamadas).

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