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Blogs / Cultura
La Ruta Norteamericana
Por Fernando Navarro

Cracker, la fuerza de la gran Americana

Sus letras, acompañadas de esos guitarrazos y esa actitud, son como observar el paisaje norteamericano de las esquinas, las cafeterías y las estaciones de servicio en las que no repara nadie, al estilo de una cámara contemporánea de Robert Frank

Hay bandas que simbolizan algo casi más poderoso que ellas mismas. Una de ellas es Cracker, la formación estadounidense salida de Ritchmond, en el Estado de Virginia, y liderada por el cantante David Lowery y el guitarrista Johnny Hickman. Como uno de esos emblemas propios de la identidad norteamericana, el grupo representa el arquetipo de banda de rock alternativo al mejor nivel, un combo repleto de sangre yanqui con auténtica actitud de resistencia y lucha. Porque escuchar a Cracker es como conducir por una carretera ancha e infinita con el viento soplando en la dirección correcta y a la búsqueda de una identidad libre de ataduras laborales y quizá alguna estupidez vital.

Surgidos en los noventa de las cenizas de Camper Van Beethoven, otro interesantísimo grupo que bien merece todos los reconocimientos, Cracker es el gran proyecto de un tipo talentoso y con mirada nada complaciente como David Lowery, un compositor que describe la realidad -y la canta con esa voz rasposa- como si fueran fotografías de Robert Frank pasadas por un filtro contemporáneo. Sus letras, acompañadas de esos guitarrazos propios de una gran escuela de rock sureño, son como observar el paisaje norteamericano de las esquinas, las cafeterías y las estaciones de servicios en las que no repara nadie.

Cracker es una banda esencia de la conocida etiqueta de Americana. El término Americana empezó a existir a principios de los años noventa. La revista No Depression, que tomaba su nombre de una canción del grupo Uncle Tupelo y surgió en 1995, empezó a usarlo en algunas de sus reseñas y artículos con el fin de definir un género no escrito que venía desde la década anterior. Concretamente, venía de todo ese movimiento musical variopinto y excitante que en España se dio en llamar Nuevo Rock Americano, pero que en Estados Unidos tuvo términos dispares como alt-country, cow punks, roots rock, desert rock… Música de raíces, la conocida roots music en EE UU, con el nervio desenfrenado del rock. Folk, country o bluegrass pasados por el filtro eléctrico.

Desde que el término Americana existe a mediados de los noventa, Cracker se han erigido como uno de los mejores puntales del mismo y, seguramente, sin ellos la Americana no habría dado el salto al reconocimiento de una forma tan evidente y rápida. Una etiqueta que parece pensada para ellos. La personalidad de la banda es tan fascinante que, por momentos, parece que juegan en más de un terreno. A veces, parecen folk-rock al más puro estilo Neil Young, otras se asemejan al rock sureño de Lynyrd Skynyrd, otras van en la línea de country alternativo de The Long Ryders o Green On Red y no pocas veces se ponen el traje clasicista de unos Flying Burrito Brothers. Una buena prueba de este cruce de sonidos se encuentra en el último disco publicado del grupo, Take You Down (2025), un directo que recoge distintas actuaciones desde principios de los noventa hasta hoy y que sirve de magnífica radiografía de la banda.

De alguna forma, hay en Cracker un orgullo herido de su propia visión de EE UU, un país siempre en contradicción, repleto de matices, con tantas miserias como pilares. En álbumes como Kerosene Hat, Greenland o Berkeley to Bakersfield se percibe esa sensación agridulce por una sociedad con fisuras. Con ímpetu o con melancolía, sus canciones se despliegan como si la mirada cinematográfica de Sean Baker fijándose en lo marginal se encontrase con el espíritu de Gram Parsons, tan divino como maldito.

Cracker está de gira por España. El grupo toca Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Vigo, Sevilla Madrid y Valencia. Quizá sea la última oportunidad de verlos en directo por nuestro país. Una gran oportunidad para entender porque Cracker son pura fuerza de la gran Americana, ese género no escrito y apasionante que ilustra a todo un ancho y diverso Estados Unidos.

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