Columna

La España autonómica se quita la boina

Pocos personajes como Marianico el Corto han explotado tanto el arquetipo baturro. 'El último show' es una metáfora sobre la identidad, en la que caben muchas lecturas políticas y culturales

Una imagen de la serie 'El último show'. En vídeo, el tráiler

Pocos personajes como Marianico el Corto han explotado tanto el arquetipo baturro. A su lado, Paco Martínez Soria podía pasar por estilizado y sutilísimo. Por eso, su último trabajo es una metáfora bellísima sobre la identidad, en la que caben muchas lecturas políticas y culturales de la España de hoy.

El último show es una serie producida por Aragón TV que podrá verse en casi ...

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Pocos personajes como Marianico el Corto han explotado tanto el arquetipo baturro. A su lado, Paco Martínez Soria podía pasar por estilizado y sutilísimo. Por eso, su último trabajo es una metáfora bellísima sobre la identidad, en la que caben muchas lecturas políticas y culturales de la España de hoy.

El último show es una serie producida por Aragón TV que podrá verse en casi todas las cadenas autonómicas y que tiene como punto de partida a un cómico agotado. No solo está viejo y ya no encuentra hueco entre monologuistas y jóvenes que prefieren la ironía a cualquier chiste, sino que no se reconoce en su personaje, pero lleva tanto tiempo con él que tampoco sabe quién es cuando no lleva el disfraz.

Durante mucho tiempo, además de ser instrumentos de propaganda a cargo de los caciques de turno, casi todas las autonómicas asumieron la misión de ser tarros de las esencias de folclores y terruños, lo que terminó convirtiéndolas en algo a caballo entre el museo etnográfico y el cuadro de bailes regionales. Marianico el Corto tenía sentido en ese modelo como expresión mayúscula del carácter y del gusto aragonés. Por eso, El último show es una reacción inteligente y audaz que viene a decir que la mayoría de los españoles no nos reconocemos en nuestros disfraces, que somos mucho más parecidos de lo que nos pintan los estatutos de autonomía y que compartimos una misma sociedad compleja y libre donde nos resulta difícil definirnos: el traje folclórico nos asfixia, pero, sin él, no sabemos tampoco qué ponernos.

Esa intemperie se cuenta desde Aragón, pero no me extraña que se vaya a emitir en casi toda España, porque en todas partes hay una urgencia por desprenderse del disfraz y vivir el hoy desde el hoy, aunque haga frío sin la boina.

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