Marionetas contra el virus
Los muñecos de ’31 Minutos’, protagonistas durante décadas de programas de la televisión chilena, se vuelven referentes de la divulgación sobre la cuarentena
Hay una banda musical que triunfa en América Latina. Se les vio por primera vez en un programa que parodiaba los informativos en la televisión chilena y se ha convertido en un fenómeno. Ahora, son los embajadores de UNICEF en una campaña para los niños durante el duro confinamiento que se ha vivido en Santiago de Chile. Hace unas semanas, superaron en número de suscriptores de su canal de YouTube a Barrio Sésamo en su versión latina. Sus protagonistas son un ególatra...
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Hay una banda musical que triunfa en América Latina. Se les vio por primera vez en un programa que parodiaba los informativos en la televisión chilena y se ha convertido en un fenómeno. Ahora, son los embajadores de UNICEF en una campaña para los niños durante el duro confinamiento que se ha vivido en Santiago de Chile. Hace unas semanas, superaron en número de suscriptores de su canal de YouTube a Barrio Sésamo en su versión latina. Sus protagonistas son un ególatra presentador de noticias llamado Tulio Triviño y un conejo rojo, Juan Carlos Bodoque. Son marionetas con su propio programa en televisión desde 2003 y también una banda de rock. Son 31 Minutos, estrellas en ascenso.
Han pasado 17 años desde aquel primer programa, un noticiero para niños hecho por marionetas que integran un equipo de reporteros y presentadores, los cuales informan de las cosas más insólitas y simples de la cotidianidad. Sus creadores, Álvaro Díaz y Pedro Peirano, se conocieron cuando eran estudiantes de periodismo en la Universidad de Chile. 31 Minutos, explican, parodia la forma en la que se hacían las noticias durante la dictadura, específicamente 60 Minutos, el noticiero que se transmitió en Chile de 1975 a 1988. “Yo pertenezco a esa generación que ya podía parodiar a la dictadura”, cuenta Álvaro Díaz, desde su casa en Santiago.
Esta serie de televisión, protagonizada por el presentador Tulio Triviño, el reportero estrella Juan Carlos Bodoque, y el productor Juanín, transmitió tres temporadas seguidas hasta 2008 —la cuarta temporada se realizaría hasta 2014— cuando lanzaron una película y comenzaron, dos años más tarde, a hacer presentaciones en vivo. En ellas, interpretaban partes de su noticiero con intervalos musicales. Díaz cuenta que el programa fue pensado para el público infantil y centrado en la forma en que los niños se sienten atraídos por el mundo de los adultos. Además, lo hicieron en un momento en el que “a nadie le interesaban los títeres”, asegura Díaz. “Descubrimos que los títeres en televisión tenían un encanto particular”.
El formato del programa convertido en show era muy parecido al que los niños podían ver en la televisión de sus casas: títeres al frente de un espacio informativo y momentos musicales al final de cada emisión, una simulación de la realidad pero acotada con contenidos que interesaban y gustaban a los más pequeños. Tras su presentación en el festival de Lollapalooza de Chile en 2012, 31 Minutos experimentó una especie de renacimiento. Habían atravesado una situación compleja en la que consideraron abandonar la televisión, vista la transformación tecnológica y la falta de espacios para poder reinventarse. Esa primera aparición en Lollapalooza fue todo un éxito, les dio aire y el proyecto despegó.
Este equipo, que también es ya una banda de rock para niños, cuenta entre su repertorio de éxitos canciones como Mi muñeca me habló, Baila sin César, Diente blanco o Me cortaron mal el pelo. Han hecho giras por México, Colombia y Argentina, en donde ya tienen un público fiel y numeroso. En 2019, poco antes de que explotara la pandemia, aparecieron por primera vez en el festival musical del Vive Latino, en Ciudad de México, y quedaron pospuestas sus apariciones en países donde también crece su fama, pero a los que no han podido llegar, como Perú, Bolivia y Panamá. Desde el pasado mes de julio UNICEF y el grupo llevan a cabo la campaña Cuarentena 31, en donde Juan Carlos Bodoque, el reportero estrella de la serie, protagoniza historias en las que reflexiona sobre cómo pasa el confinamiento.
No son ajenos a la convulsa situación social que se teje desde octubre de 2019 en su país —cuando una serie de protestas masivas, provocadas, en principio, por la subida de la tarifa del metro, se apoderó del país hasta que el presidente Sebastián Piñera decretó un toque de queda se mantuvo hasta el inicio del confinamiento—. Pero los humanos de 31 Minutos consideran que ellos no pueden cobrar un papel importante. “Lo que importa son los personajes, las historias y el público”, asegura Díaz. “Sabemos que ideológicamente 31 Minutos es parte de un mundo más asociado a la libertad, a la izquierda. Lo sabemos. Somos así nosotros, pero yo jamás voy a permitir que, primero, alguien se sienta excluido de 31 Minutos y dos, caer en el facilismo de los discursos y los mensajes y de las moralejas”.
En el proyecto que representa 31 Minutos han colaborado personas de distintos espectros del mundo artístico, desde ilustradores hasta cantantes de otras bandas de rock. Díaz explica: “Incorporamos a Pedropiedra, que fue nuestro baterista mucho tiempo, al final su carrera es incompatible con esto, pero también tocan músicos de una banda muy importante en Chile que se llama Chancho en piedra, toca Camilo Salinas de Inti-llimani, otra banda de otra época, somos todos muy amigos”, dice.
Álvaro Díaz, quien es también la voz de Bodoque, insiste en que el público de 31 Minutos “es el más maravilloso de los públicos”, pues en su mayoría se trata de familias y de crear un sus shows espacios de comunión entre padres e hijos. “A mí 31 Minutos me ha dado todo. Todo y mucho más”, confiesa.
La televisión, clave para explicar la covid-19 a los niños
En los registros de afectados por la pandemia del coronavirus en todo el mundo, los niños figuran entre las preocupaciones menos urgentes. Pese a ello, las cifras que da UNICEF son preocupantes: El 99% de los niños del mundo vive con algún tipo de restricción del movimiento relacionada con la pandemia, y el 60% vive en países en aislamiento total o parcial. Y es justo esa la razón por la que muchos programas infantiles se han volcado a crear contenidos específicos para acompañarlos en estos tiempos tan raros.
¿Cómo explicarles a los más pequeños esta situación que apenas llegamos a entender los adultos? En los canales de Barrio Sésamo personajes como Elmo o el Monstruo de las Galletas han protagonizado programas especiales, diseñados para que las familias sepan cómo afrontar este nuevo mundo. También en su modelo digital. Al abrir el sitio web oficial del programa ya salta una leyenda: “El cuidado y apoyo que usted brinda a los niños puede cambiar sus vidas. En Barrio Sésamo le ayudamos ofreciéndole actividades y consejos para enfrentar los retos y disfrutar de un camino lleno de alegría”. En un menú desplegable, se puede acceder a distintos materiales y herramientas descargables para que los pequeños puedan usar mientras están en casa. Desde temas didácticos hasta consejos para lavarse las manos y evitar el contacto con otras personas.
Otro ejemplo ha sido la plataforma de LEGO, que a través de su fundación han estado dando ideas de aprendizaje basadas en juegos para niños y padres, con el objetivo de aliviar la tensión y el estrés que causan el enclaustramiento y la sensación de soledad. Los expertos de LEGO crearon en abril pasado una web para reunir todas sus ideas y lanzaron en redes el hasthag #letsbuildtogether como una forma de compartir ideas de construcción y desafíos diarios establecidos por los diseñadores.
En España también se vio un ejemplo parecido: fue la colaboración que hicieron UNICEF España y Family Foundation junto con el apoyo del canal público Clan TVE. Cada día, se publicaba en su canal de Youtube un nuevo programa de Clip Club TV que mostraba cómo los niños y niñas estaban viviendo los días de confinamiento por el coronavirus, compartiendo actividades, iniciativas y reflexiones. Esta colaboración también contaba con la participación de los deportistas Thiago y Rafinha Alcántara.