LO NUNCA VISTO

Larga vida a Troncoso

'Lo nunca visto' es un espectáculo de estilo depurado y gran ambición artística

Una escena de 'Lo nunca visto'.IGNACIO YSASI

Tiene mucho encanto esta función. Y también una gran ambición artística. No tanto por lo que cuenta, sino por la manera personalísima en que lo cuenta. Se nota la búsqueda verdadera de un estilo y una estética propios. Es lo mínimo que se le puede pedir a un espectáculo.

Ya el título de la pieza, Lo nunca visto, parece admitir irónicamente ese propósito de distinguirse como artista que, por cierto, también persiguen sus protagonistas. Una vieja profesora de danza llama a sus antiguas alumnas para crear un espectáculo apo...

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Tiene mucho encanto esta función. Y también una gran ambición artística. No tanto por lo que cuenta, sino por la manera personalísima en que lo cuenta. Se nota la búsqueda verdadera de un estilo y una estética propios. Es lo mínimo que se le puede pedir a un espectáculo.

Ya el título de la pieza, Lo nunca visto, parece admitir irónicamente ese propósito de distinguirse como artista que, por cierto, también persiguen sus protagonistas. Una vieja profesora de danza llama a sus antiguas alumnas para crear un espectáculo apoteósico, “lo nunca visto”, antes de ser desahuciada de su estudio. Solo acuden otras dos desahuciadas, una yonki vagabunda y un ama de casa infeliz en pleno salto a la locura. Entre las tres deciden representar la historia de sus vidas. Se desarrollan así dos tramas paralelas: teatro dentro del teatro.

José Troncoso, autor y director de la obra, huye del realismo para sacar el máximo provecho a este juego metateatral. Tanto en el texto como en la puesta en escena. Los personajes están remarcados hasta lo grotesco y los diálogos discurren salpicados de letanías que funcionan como estribillos, hasta el punto de que muchos espectadores salen de la función recitando las más vistosas. Recuerda a La Zaranda, cierto, pero no es imitación ni impostura, sino asimilación de una herencia que podría remontarse a Valle y más allá. Troncoso ya probó con éxito este estilo en su anterior trabajo, Las princesas del Pacífico, pero no se ha acomodado y sigue depurándolo. Larga vida.

Pero si hay algo que sobresale en este espectáculo es el trabajo de las actrices. Belén Ponce de León, Alicia Rodríguez y Ana Turpin construyen unos personajes llenos de verdad pese a su tono grotesco, sin caer en la caricatura vacía. Enamoran al público, hacen reír y emocionan.

Lo nunca visto. Texto y dirección: José Troncoso. Teatro Español. Madrid. Hasta el 13 de octubre.

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