Columna

La conversación

Seguir la conversación pública ha tenido y tiene mucho que ver con la televisión

David Carroll en el documental 'Nada es privado'.

Durante sus años como agente clandestino del PCE en la España franquista, el momento en el que más cerca estuvo de ser descubierto, contaba Jorge Semprún, fue al poco de llegar, en un bar en el que los habituales discutían sobre la Saeta Rubia. Él preguntó que a quién se referían y se hizo el silencio. Consiguió salir del paso, pero comprendió entonces que, si quería seguir adelante bajo el alias de Federico Sánchez y no delatarse, era imprescindible conocer el apodo de Alfredo Di Stefano, y estar muy al día en materia futbolística. No sentí...

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Durante sus años como agente clandestino del PCE en la España franquista, el momento en el que más cerca estuvo de ser descubierto, contaba Jorge Semprún, fue al poco de llegar, en un bar en el que los habituales discutían sobre la Saeta Rubia. Él preguntó que a quién se referían y se hizo el silencio. Consiguió salir del paso, pero comprendió entonces que, si quería seguir adelante bajo el alias de Federico Sánchez y no delatarse, era imprescindible conocer el apodo de Alfredo Di Stefano, y estar muy al día en materia futbolística. No sentía que rozarse en el estadio con los gerifaltes del régimen entrañara un riesgo excesivo; el verdadero peligro era no ser capaz de seguir la conversación, preguntar algo obvio que revelara que era un infiltrado, un extraño recién aterrizado.

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Más allá del fútbol, seguir la conversación pública ha tenido y tiene mucho que ver con la televisión, y aunque no seas un agente infiltrado siempre resulta sospechoso mostrar ignorancia sobre eso que todo el mundo comenta y conoce. Somos humanos y sociables con querencia por la inclusión. Pero hoy, salvo esas series que mutan en fenómenos sin fronteras, lo que realmente resulta complicado en un entorno de visionados a la carta, plataformas múltiples y cartelera interminable, es determinar cuál es la conversación. Quitando el telediario, parece que casi nadie ve nada a la vez, vamos con retraso, en diferido, así que más que intercambiar opiniones sobre algo por todos conocido, se opta por dar y pedir recomendaciones. Se ha pasado de la crítica a la prescripción.

Volviendo al territorio común del telediario, llega el Brexit y el documental en Netflix Nada es privado sobre el papel de Cambridge Analytica en el resultado del referéndum. Más híbridos y provocadores son los Brexit Shorts de The Guardian. Ficción para comentar la realidad en la web de un periódico. En uno de los cortos Penelope Wilton interpreta a una mujer abandonada, Europa. Real y conmovedor como la mejor televisión.

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