Aventuras nocturnas

Ben Sidran lanza un disco con grabaciones inéditas que sale a la venta en tirada limitada con el compromiso de no editarlo digitalmente

Portada de 'Ben there, done that'.

Cuando Ben Sidran (Chicago, 1943) cedió su archivo profesional a la Universidad de Wisconsin, tuvo que revisar un piélago de cintas y memorias USB. Sorpresa: aunque Sidran ha sacado frecuentes discos live, registrados profesionalmente, descubrió que algunas de sus mejores interpretaciones se captaron de chiripa, cuando el técnico de la sala daba al rec y los músicos volaban sin pensar en la posteridad. Así ha surgido Ben There, Done That (Sunset Blvd. Records), triple CD construido a partir de grabaciones inéditas procedentes de 10 ciudades y 3 continentes. Con un li...

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Cuando Ben Sidran (Chicago, 1943) cedió su archivo profesional a la Universidad de Wisconsin, tuvo que revisar un piélago de cintas y memorias USB. Sorpresa: aunque Sidran ha sacado frecuentes discos live, registrados profesionalmente, descubrió que algunas de sus mejores interpretaciones se captaron de chiripa, cuando el técnico de la sala daba al rec y los músicos volaban sin pensar en la posteridad. Así ha surgido Ben There, Done That (Sunset Blvd. Records), triple CD construido a partir de grabaciones inéditas procedentes de 10 ciudades y 3 continentes. Con un librito minucioso, Sidran reivindica el disco como objeto preciado: sale en tirada limitada y se compromete a no editarlo digitalmente.

Sidran ya era una figura anómala en sus inicios. Mientras tocaba rock con la Steve Miller Band, publicó su debut como solista, el muy seductor Feel Your Groove (1970), y el ensayo Black Talk, sobre la centralidad de la transmisión oral en la cultura afroamericana. Él mismo conocía la dificultad de dominar ese lenguaje musical viniendo de fuera, cuando apenas había mentores o programas de estudios; a su modo, ha ejercido labores didácticas con fascinantes libros y programas de radio. Sidran encontró un posible modelo en Mose Allison, sureño blanco que jazzificaba el blues y expresaba una visión hipster de la existencia.

Allison, cierto, tendía a la expresión lacónica mientras que Sidran, aquí lo demuestra, es muy parlanchín, sobre todo cuando celebra la importancia del club de jazz, como en ‘House of Blue Lights’, o los eslabones de la tradición (en ‘Piano Players’ cita a 50 maestros del instrumento). No estamos ante un creador de cegadora originalidad, sí ante un discípulo con conocimientos enciclopédicos del repertorio ajeno, aparte de contar con su propio y punzante cancionero. Elige bien a los saxofonistas (aparecen incluso Phil Woods y David Fathead Newman) y se defiende con el órgano Hammond en la vertiente funky. Un par de temas con el guitarrista James Curley Cooke sugieren que pudo tirar por la fusión y eso no hubiera sido necesariamente malo: su lectura del ‘Birk’s Works’, de Dizzy, resulta vertiginosa.

Ben Sidran. Ben There, Done That. Sunset Blvd Recorrs.

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