ANASTASIA

Nostalgia de la autocracia

Una producción excelente, intérpretes incluidos, al servicio de un libreto entretejido de lugares comunes

Una escena de 'Anastasia'.JAVIER NAVAL

La leyenda de la supervivencia de la duquesa Anastasia, hija del zar Nicolás II, fusilada junto al resto de la familia real en Ekaterimburgo, fue alimentada largamente por mitómanos, nostálgicos del zarismo y una pléyade de jóvenes dispuestas a hacerse pasar por ella: Anna Anderson, la que más notoriedad adquirió, era en realidad Franziska Schauzkowska, obrera polaca internada en un psiquiátrico: pruebas de ADN efectuadas en 1991 demostraron que no tenía parentesco con los Romanov.

Entre las múltiples ficciones inspiradas en este bulo sobresale una pieza teatral de Marcelle Maurette, en...

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La leyenda de la supervivencia de la duquesa Anastasia, hija del zar Nicolás II, fusilada junto al resto de la familia real en Ekaterimburgo, fue alimentada largamente por mitómanos, nostálgicos del zarismo y una pléyade de jóvenes dispuestas a hacerse pasar por ella: Anna Anderson, la que más notoriedad adquirió, era en realidad Franziska Schauzkowska, obrera polaca internada en un psiquiátrico: pruebas de ADN efectuadas en 1991 demostraron que no tenía parentesco con los Romanov.

Entre las múltiples ficciones inspiradas en este bulo sobresale una pieza teatral de Marcelle Maurette, en la que se basaron el filme Anastasia (1956, con Ingrid Bergman), y el musical sin éxito Anya, de 1965, influido por la obra de Rachmaninoff.

Hermana de la original, estrenada en 2017, la producción española de Anastasia, de muy buena factura (idénticas dirección, coreografía, etc), pivota sobre la voz sobresaliente de la jovencísima Jana Gómez, el bienhumorado talento interpretativo de Javier Navares, la gracia de Silvia Luchetti, la eficacia del resto del elenco y las excelentes soluciones escenográficas, incluidas unas videoproyecciones de profundidad inusual, cuyo sentido equivale al que juegan los telones en el ballet romántico.

La partitura de Stephen Flaherty y Lynn Ahrens desaprovecha el potencial evocador que tiene la ambientación en San Petersburgo y en París: aunque el primer número coral y algún otro citen aires rusos, la mayoría de las canciones son intercambiables con las de otros musicales anglosajones. La escena de la educación de Anna, recuerda la de Eliza con Higgins y Pickering, de My Fair Lady.

El libreto de Terrence McNally ofrece una visión maniquea sobre la corte zarista y la Revolución Soviética. Íñigo Etayo (Dimitri) es un cantante de fuste. Con su espléndido dúo cómico, Navares y Luchetti marcan el momento álgido de una gran producción al servicio de una obra manifiestamente mejorable.

Anastasia. Terrence McNally / Stephen Flaherty. Dirección de Darko Tresnjak. Teatro Coliseum. Madrid. Sin fecha de salida

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