El chófer

La ficción británica vuelve a dar en el clavo con The Driver, una miniserie (tres horas) que narra las desventuras de un ubertaxista de Manchester, y lo hace con una producción modesta y funcional, sin alardes de efectos especiales, con un buen guion, realización sobria y actores excelentes.

Vince McKee, interpretado por David Morrisey, el Gobernador para los amantes de la zombiserie por excelencia, The Walking Dead, lleva una vida rutinaria acorde con un matrimonio que hace tiempo olvidó la pasión. La hija adolescente es, lógicamente, insoportable. Conduce su taxi, un...

La ficción británica vuelve a dar en el clavo con The Driver, una miniserie (tres horas) que narra las desventuras de un ubertaxista de Manchester, y lo hace con una producción modesta y funcional, sin alardes de efectos especiales, con un buen guion, realización sobria y actores excelentes.

Vince McKee, interpretado por David Morrisey, el Gobernador para los amantes de la zombiserie por excelencia, The Walking Dead, lleva una vida rutinaria acorde con un matrimonio que hace tiempo olvidó la pasión. La hija adolescente es, lógicamente, insoportable. Conduce su taxi, un micromundo en el que ocurre de todo y llega a duras penas a fin de mes. Real como la vida misma. El reencuentro con un amigo de su juventud que acaba de salir de la cárcel le cambiará la vida, naturalmente a peor. Hablamos de realismo. Frank Capra queda lejos.

McKee harto de las estrecheces aceptará ser el chófer de un criminal, el excelente secundario británico Colm Meaney con un rostro nacido para la delincuencia por más que su popularidad subiera puntos interpretando al Miles O’Brien en las series de la saga Star Trek: La Nueva Generación y Espacio Profundo 9. Es el principio del fin. Unos primeros trabajos sencillos que irán complicándose paulatinamente hasta llegar a contemplar delitos de sangre. McKee deberá elegir entre unos ingresos notables y su propia conciencia. Diálogos sencillos y verosímiles. Ambientación impecable con ese tradicional malgusto británico para los interiores, al menos los del proletariado, en los que los papeles de la pared se suelen acercar a los tripis más adulterados. Una correcta fotografía y un irresistible descenso a los infiernos de un conductor que ansía llegar a fin de mes con cierta relajación.

Es el meollo de una serie emitida en su día por BBC que en España se puede ver en Netflix y que demuestra que la clave del entretenimiento televisivo es compatible con el talento y el buen hacer.