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Como al principio, pero mejor

En su segundo largo King Krule ya no es tan moderno, pero ha empezado a progresar

Cuando hace cuatro años este jovencísimo chaval londinense irrumpió en la escena, logró durante media hora convencernos de que no solo era una buena idea, sino que la suya era una realidad. Como con casi todas las apuestas celebradas en los espacios que el progreso cede a la tendencia, los elementos que sustentaban el concepto eran sólidos, pero el resultado, líquido. Un tipo cantando como si fuera un cruce entre Billy Bragg y Tom Waits sobre una guitarra bluesera y algo desafinada acompañado de pequeños guiños a la electrónica silenciosa de The XX. Han pasado cuatro años y en su segu...

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Cuando hace cuatro años este jovencísimo chaval londinense irrumpió en la escena, logró durante media hora convencernos de que no solo era una buena idea, sino que la suya era una realidad. Como con casi todas las apuestas celebradas en los espacios que el progreso cede a la tendencia, los elementos que sustentaban el concepto eran sólidos, pero el resultado, líquido. Un tipo cantando como si fuera un cruce entre Billy Bragg y Tom Waits sobre una guitarra bluesera y algo desafinada acompañado de pequeños guiños a la electrónica silenciosa de The XX. Han pasado cuatro años y en su segundo largo King Krule suena a todo eso, pero mejor. Ya no es tan moderno, pero ha empezado a progresar.

King Krule. The OOZ. XL / Everlasting.

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