La suerte

En el Parlamento, unos resultados electorales fragmentados evitaron la pesadilla de la última mayoría absoluta, pero, al parecer, impiden también consensuar un Gobierno

Escuchando a los distintos portavoces parlamentarios tras la intervención de Pedro Sánchez, la imagen más recurrente era un antiguo chiste de Mingote en el que se veía una calle con cientos de señales de paradas de autobús, una por cada portal, y con un texto que más o menos decía: propuesta ciudadana para la nueva línea de autobuses municipales. Cada vecino quería la parada delante de su portal, como cada portavoz quería que el discurso del candidato hablara de lo suyo.

En situaciones como esta, lo que se echa de menos a un guionista como Stan Lee, alguien que con imaginación resuelva ...

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Escuchando a los distintos portavoces parlamentarios tras la intervención de Pedro Sánchez, la imagen más recurrente era un antiguo chiste de Mingote en el que se veía una calle con cientos de señales de paradas de autobús, una por cada portal, y con un texto que más o menos decía: propuesta ciudadana para la nueva línea de autobuses municipales. Cada vecino quería la parada delante de su portal, como cada portavoz quería que el discurso del candidato hablara de lo suyo.

En situaciones como esta, lo que se echa de menos a un guionista como Stan Lee, alguien que con imaginación resuelva los problemas con la creación de algún superhéroe, incluso un superhéroe antihéroe. Tal es el caso del detective Harry Clayton, protagonista de Lucky Man, la serie que emite AMC y que tiene su origen en la mente del creador de Hulk, Spider-Man, Thor, X-Men o Iron Man, por citar tan solo unas cuantas obras de su universo.

La serie está rodada íntegramente en Londres con un detective de homicidios que malvive por culpa de su ludopatía y al que el destino le lleva a conocer a una misteriosa dama que le coloca un brazalete con el que podrá controlar su suerte. Lo que en teoría sería un regalo maravilloso puede convertirse también en una pesadilla. Esa dicotomía será la que permita desarrollar los 10 capítulos de la primera temporada. No ocurre lo mismo en el Parlamento, en el que unos resultados electorales fragmentados evitan la pesadilla de la última mayoría absoluta, pero, al parecer, impiden también consensuar un Gobierno. Sin noticias de Stan.

Es probable que el artífice de Marvel Comics, visto lo visto, decidiera no moverse de su mansión californiana. Sus 94 años empiezan a pesar, y más si te llevas algún disgusto como el de la visita de Penny y Sheldon Cooper (un fan absoluto e incontrolado), que acabó con una orden de alejamiento para el coprotagonista de The Big Bang Theory.

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