Trasnoche

La gente que forma el 'prime time' más tardío de Europa también madruga

Luego nos dará el jet lag. La Roja nos fue haciendo el cuerpo a esto del fútbol a las 11 de la noche, pero lo suyo tenía explicación, porque jugó su último bolo (olvidable por todo lo demás) en Puerto Rico, a seis husos horarios de casa. Que tres partidos de la Liga se hayan programado este fin de semana ¡y el lunes! en horario más propio de un disc-jockey ha sorprendido más, por mucho que...

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Luego nos dará el jet lag. La Roja nos fue haciendo el cuerpo a esto del fútbol a las 11 de la noche, pero lo suyo tenía explicación, porque jugó su último bolo (olvidable por todo lo demás) en Puerto Rico, a seis husos horarios de casa. Que tres partidos de la Liga se hayan programado este fin de semana ¡y el lunes! en horario más propio de un disc-jockey ha sorprendido más, por mucho que se apele a nuestro peculiar estilo de vida veraniego, ese que permite desayunar a mediodía antes de ir a la playa, almorzar pasadas las 4 y cenar con los niños en las terrazas cerca de la medianoche.

El veraneante en chanclas es entonces el público perfecto del deporte after hours. Nos aclararon que el partido golfo respondía al rigor climático y que es cosa del verano, como las ferias que atronan hasta el alba en los pueblos de la costa. Aguántese, que está de vacaciones (el que pueda, matizaba bien Rajoy).

Dice el atlético Falcao que a la hora a la que le hacen salir al campo él suele acostarse. Quien tuvo la ocurrencia ¿es insomne, no va a estadios, nunca fue niño? La selección tampoco da buen ejemplo cuando es local. Y los juegos de Londres programaban a última hora a Bolt o al nuevo dream team para que se viera en directo en EE UU (y por eso se perdieron allí la final de baloncesto contra el Gasol team, que la NBC solo ofreció en diferido, esto es, sin emoción).

Alguno dirá que el partido noctámbulo se explica en que importa más el espectador de sillón que el de la grada, porque los primeros son más y aportan más dinero al deporte de élite, que por eso lo es. O se apelará al irracional (y nada productivo) horario laboral español, que no sienta a la máxima audiencia en el sofá de su casa antes de las 10 de la noche. Lo cierto es que la gente que forma el prime time más tardío de Europa también madruga (el que pueda, añadiría Rajoy). En cuanto el veraneante se vuelva a calzar zapatos, y sus niños al colegio, tal vez se cuestione la suerte de vivir en el país que menos duerme.

La sensatez se abre paso. Desde el 1 de septiembre habrá partidos a todas las horas razonables, desde el mediodía (gracias, China) a la más tardía, las 21.30. Resulta que no era tan buena idea que la Liga española se pudiera seguir en familia... pero solo desde Puerto Rico.

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