En laSexta se vienen explorando contenidos sanitarios. Primero fue Cuerpo Médico, una telerrealidad que quería acercarse a la profesión médica. Centrada en una pareja de enfermeros, una empleada de los servicios de urgencia, dos MIR en pleno proceso de sumar horas de quirófano y un campechano médico rural la propuesta no acabó de cuajar. Se le superpuso Baby Boom, que importa el formato exitoso, sobre todo en Gran Bretaña, del One Born Every Minute. Desde la maternidad del Gregorio Ma...

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En laSexta se vienen explorando contenidos sanitarios. Primero fue Cuerpo Médico, una telerrealidad que quería acercarse a la profesión médica. Centrada en una pareja de enfermeros, una empleada de los servicios de urgencia, dos MIR en pleno proceso de sumar horas de quirófano y un campechano médico rural la propuesta no acabó de cuajar. Se le superpuso Baby Boom, que importa el formato exitoso, sobre todo en Gran Bretaña, del One Born Every Minute. Desde la maternidad del Gregorio Marañón se siguen los partos de mujeres y el relato de su concepción y vida familiar.

Lo más atrayente de estos programas reside en lo que filtran de la vida real. Por más que aparente lo contrario, en la parrilla apenas hay espacio para lo auténtico, los programas están fabricados y enlatados para recrear una sociedad inventada. Basta ver el reparto que se elige para la telerrealidad, desde Gran Hermano a De Buena Ley o Hombres, mujeres y viceversa, para entender que se persigue la implantación de unos modelos físicos y psíquicos determinados que interesa fomentar. Por eso, esas pequeñas confesiones íntimas, las peripecias vitales de las personas que se transmiten desde relatos más documentales ofrecen una perspectiva del país más cierta. Claro que la situación no está para animarse, en muchas ocasiones los relatos evidencian un estado de cosas aterrador y carencias colectivas que deberían llevarnos a la reflexión.

El espectador español no sigue masivamente el verismo hospitalario. Aunque se evita el gore sangriento quizá incomoda presenciar el cosido de puntos o las dilataciones previas. Para los espectadores que han sido padres, el programa consigue una evocación emocionante, no se sabe muy bien si para los no iniciados será un impulso a la procreación; a los futuros nacidos no se les pide opinión. Pero lo más curioso es que el programa evidencia lo que es un clamor por variar los protocolos de parto hospitalario, desde las posturas hasta el grado de información e implicación de los protagonistas. Las versiones internacionales han colaborado en la implantación de modos más saludables y el programa podría ofrecer ese servicio a la sociedad a cambio de la invasión tolerada de la intimidad. Es posible que hasta mejorara el espectáculo televisivo además de beneficiar a futuras madres.

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