Buen gobierno

Entiendes la vibración conjunta de la gente, su fe, su solidaridad, su capacidad de sacrificio, cuando en momentos históricos en los que la vida y la libertad de todos están seriamente amenazadas, la persona que ha asumido la jefatura de esa nación avisa a la colectividad de que podrán enfrentarse al monstruo sabiendo que tendrán que pagar una terrorífica factura de “sangre, sudor y lágrimas”. Se le ocurrió a Churchill cuando Inglaterra estaba masacrada desde el cielo, en situación extrema, sabiendo que media Europa había sido invadida por los nazis y que ellos eran su próximo objetivo. Que es...

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Entiendes la vibración conjunta de la gente, su fe, su solidaridad, su capacidad de sacrificio, cuando en momentos históricos en los que la vida y la libertad de todos están seriamente amenazadas, la persona que ha asumido la jefatura de esa nación avisa a la colectividad de que podrán enfrentarse al monstruo sabiendo que tendrán que pagar una terrorífica factura de “sangre, sudor y lágrimas”. Se le ocurrió a Churchill cuando Inglaterra estaba masacrada desde el cielo, en situación extrema, sabiendo que media Europa había sido invadida por los nazis y que ellos eran su próximo objetivo. Que esos lemas tan intensos no queden apolillados por el tiempo, que mantengan su fuerza simbólica, que sean recordados con fervor, depende obviamente de que la trascendente apuesta resultara vencedora.

Cuando haya pasado el tiempo Zapatero permanecerá en la memoria colectiva como alguien que negó el naufragio del barco y no hizo nada eficaz para detenerlo o atenuarlo. Y eso es un crimen cuando tu misión es dirigir ese barco. Si creía que no existía ninguna crisis o que habían nacido brotes verdes anunciando el final de la catástrofe fue un irresponsable y un tonto. Si actuó como un hipócrita intentando frenar la alarma de la gente, su culpa es la misma. Y si propició o no quiso enterarse de la previsible tragedia que iban a montar los legalizados gansters del dinero, su equiparación moral es semejante a la de ellos. En cuanto a las medidas económicas que propone Rajoy para recuperarse colectivamente del desastre, incluidas las oportunistas mentiras de su campaña, hasta los habitantes del limbo conocen la siempre patética identidad de aquellos que las van a pagar. ¿ Que es peor, la estupidez o la maldad?. Yo nunca lo he tenido claro.

Por cierto, que entusiasmo nos inunda a la plebe porque el Gobierno incluya desde ahora un código de buen gobierno, que limiten el sueldo de los jefes de la cosa pública, que inhabiliten durante 10 años (¿y porqué no a perpetuidad?) para la política a los cargos que falseen documentos y oculten datos. ¿ Y porqué ahora y no antes?, me pregunto. Si la corrupción comenzó con Adán, Eva y Caín, sus punitivas medidas contra ella llevan un retraso imperdonable.

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