Ignacio Sánchez-Cuenca, nuevo columnista de Opinión
Catedrático de Ciencia Política, abordará el funcionamiento de la democracia quincenalmente
Ignacio Sánchez-Cuenca (Valencia, 55 años), catedrático de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, se incorpora a la sección de Opinión de EL PAÍS. El analista, que ya había colabora con el diario, inicia este martes una columna quincenal.
Sánchez-Cuenca abordará en sus textos el funcionamiento de la democracia, a través del sistema judicial, de la competencia entre los partidos políticos o del conflicto catalán. “La condición fundamental será evitar siempre el personalismo y la pedantería”, sostiene el profesor. “Me dedico al trabajo académico, pero me gusta el lenguaje claro y ordenador y mi propósito es contribuir al debate público”, remata.
El subdirector de Opinión, Jordi Gracia, presenta a Sánchez Cuenca:
¿Quién es Ignacio Sánchez-Cuenca? Por Jordi Gracia
“No son extrañas las idas y venidas de los colaboradores entre periódicos por tiempos o etapas más o menos prolongados. Hacía ya algunos años que Ignacio Sánchez-Cuenca no colaboraba como articulista en las páginas de EL PAÍS, pero volverá a hacerlo los martes con una tribuna quincenal. En los últimos 20 años ha combinado una doble pasión intelectual y, en el fondo, política: la investigación sociológica en clave comparatista y la vocación polemista en la escena pública, como articulista e invitado en medios audiovisuales.
Su obra académica ha culminado en 2019 con ‘The Historical Roots of Political Violence. Revolutionary Terrorism in Affluent Countries’. El libro examina la radicalidad terrorista que padecieron algunos países europeos, sea la Italia de la Brigadas Rojas o la Facción del Ejército Rojo en Alemania, en clave comparatista y con el fin de examinar las condiciones que propiciaron la distinta intensidad del fenómenos en los países desarrollados. Sobre la España actual publicó una especie de anatomía parcial y enfurruñada sobre algunos referentes del articulismo español -entre ellos varios colaboradores de este diario-, titulada con exceso deliberadamente provocador ‘La desfachatez intelectual’: la palabra no comparece en el interior del libro y tampoco lo incluye entre sus publicaciones académicas. Entre sus estudios más solventes y menos dictados por la pasión de la polémica están ‘Atado y mal atado’, meticuloso estudio del suicidio de las cortes franquistas, así como otros ensayos (‘La impotencia democrática’ o ‘’La superioridad moral de la izquierda) que han meditado sin alarmismo, pero con valentía sobre la crisis de cambio de la izquierda en el siglo XXI.
También ha habido un rasgo singular en su trayectoria pública en relación con Cataluña. Ha sido una de las voces (como en ‘La confusión nacional. La democracia española ante la crisis catalana’) que desde el resto de España ha encontrado más razones de legitimidad en las demandas del independentismo, en particular mientras gobernó el PP y bajo su mandato se agudizó el conflicto de poderes entre España y Cataluña. De ahí que sus artículos en ‘La Vanguardia’, pero también en ‘Ctxt’ o en ‘Infolibre’ hayan sido a menudo testigos de una actitud comprensiva hacia el independentismo desde una noción de radicalidad democrática”.