Teles: una audiencia en declive y un buen negocio
Las últimas cuentas de Atresmedia y Mediaset certifican la rentabilidad del modelo duopolístico pese a la fuga de los espectadores
La televisión convencional acumula un prolongado declive que, a la vista de las cifras de audiencia más recientes, parece inexorable. En 2023, los españoles consumieron menos tele lineal (la que ofrecen los canales tradicionales) que nunca: 170 minutos al día de media por persona, categoría que incluye tanto a los espectadores que ven cada día esta modalidad como al resto que nunca la sintonizan. No solo es un 9% menos que en el año anterior, sino que marca un récord negativo histórico desde que en 1992 comenzaran las mediciones al i...
La televisión convencional acumula un prolongado declive que, a la vista de las cifras de audiencia más recientes, parece inexorable. En 2023, los españoles consumieron menos tele lineal (la que ofrecen los canales tradicionales) que nunca: 170 minutos al día de media por persona, categoría que incluye tanto a los espectadores que ven cada día esta modalidad como al resto que nunca la sintonizan. No solo es un 9% menos que en el año anterior, sino que marca un récord negativo histórico desde que en 1992 comenzaran las mediciones al iniciar su emisión las cadenas privadas, según el último informe de Barlovento Comunicación.
Por el contrario, el consumo televisivo a través de Internet, fundamentalmente las plataformas de streaming (Netflix, Max, Disney +, Apple TV, Movistar +, Amazon Prime...), logró su máximo histórico el año pasado tanto en espectadores (43,8 millones) como en consumo medio (44 minutos al día por persona). La franja de máxima audiencia ha bajado tanto sus expectativas que superar el millón de telespectadores para programas estrella como Got Talent, La Voz, MasterChef Celebrity o Gran Hermano Vip es todo un éxito, cuando cosechar esas cifras hace tan solo seis años hubiera supuesto una retirada fulminante de la parrilla o el cambio a un horario menos codiciado.
Las perspectivas a corto y medio plazo tampoco son halagüeñas. Y se ven agravadas por el factor demográfico, con la desafección del público más joven, pero sin llegar a la deserción en masa que se ha instalado como creencia popular porque los jóvenes siguen viendo la tele. Con todo, la edad media del espectador fiel a la televisión de toda la vida es de 57 años. Además, 2,5 millones de espectadores solo ven televisión por Internet y no consumen ni un solo minuto de la tradicional. La audiencia retrocede, pero las cuentas de las empresas resisten.
Atresmedia y Mediaset España, los dos grandes grupos audiovisuales que operan en España y se repartieron durante el año pasado la mayor parte del mercado publicitario del sector, han iniciado 2024 con buen pie. El beneficio neto de Atresmedia creció un 42,8% en el primer trimestre hasta los 33,4 millones de euros y el resultado bruto de explotación (Ebitda) fue de 50,1 millones, lo que implica una mejora de 13,7 millones respecto al primer trimestre de 2023, siendo el mejor primer trimestre de este grupo de comunicación desde 2008. Los ingresos netos se situaron en 245,1 millones de euros, lo que supone un incremento del 15,5% respecto al año anterior.
La facturación de negocio audiovisual de Antena 3 y La Sexta —excluyendo Onda Cero— tuvo una evolución aún mejor, al incrementarse un 16,7% hasta los 196,4 millones de euros cosechados en el primer trimestre de 2024. El tirón provino de la publicidad. Los ingresos publicitarios netos en contenido audiovisual crecieron un 14,4%, alcanzando hasta marzo los 193,9 millones de euros, a pesar de que la audiencia cayó desde el 27,3% de hace un año hasta el 26,9% de marzo de 2024.
En cuanto a Mediaset España, el análisis de las cuentas viene determinado por su integración desde el año pasado en Media For Europe (MFE) junto a la pata del negocio italiano. Este grupo ya no desglosa algunas de sus cifras más significativas, como el resultado neto. Y con todo, los ingresos publicitarios de la cabecera de Telecinco y Cuatro ascendieron a 180,2 millones de euros entre enero y marzo de este año, lo que supone un aumento del 8% en comparación con el primer trimestre de 2023, cuando las ventas publicitarias habían disminuido un 4,7 %. Los ingresos totales fueron de 198 millones, un 6% más y el beneficio bruto (Ebitda) alcanzó los 61,2 millones, con un 4,8% de aumento.
El conglomerado internacional MFE admite en su informe financiero que el mercado televisivo español “muestra claros signos de recuperación”. La filial española vive desde hace meses una profunda transformación tanto en el enfoque de sus programas —la desaparición de su emblemático Sálvame es el epítome de ese cambio— como en la gestión, con la salida de Borja Prado de la presidencia y su reciente sustitución por Cristina Garmendia, que fue ministra en el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
La inversión publicitaria en televisión se mantiene plana o ligeramente decreciente en los últimos años y quienes más acusan ese declive son los canales en abierto, pero la situación de un duopolio de facto en el mercado audiovisual español permite a ambos grupos contener la sangría. En 2023, la inversión publicitaria de las televisiones nacionales en abierto controladas por Infoadex se situó en 1.480 millones de euros, lo que supone un decrecimiento del 2,6 % con respecto al 2022. Pero estos dos grupos audiovisuales concentran el 82% del total de la inversión recibida por el medio, según datos de Infoadex. Ni las televisiones de pago ni los canales estatales y autonómicos les hacen sombra. Sobre todo, desde que el Gobierno de Zapatero eliminó en 2009 la publicidad en Televisión Española.
Los canales tradicionales saben que necesitan reinventarse porque la publicidad está cada vez más disputada por la pujanza de los medios online, ya sean las redes sociales o las plataformas de streaming. Y, además, cada vez hay más espectadores dispuestos a pagar una cuota mensual para quitarse de en medio los anuncios. En su conjunto, los ingresos de la televisión de pago alcanzaron los 2.844,7 millones de euros (+4,6%) en 2022, mientras que los de la televisión en abierto cayeron ese año un 1,1% hasta los 1.548,7 millones de euros. Y sigue sin recuperar el nivel de sus ingresos publicitarios previos a la pandemia en 2020, según los últimos datos disponibles de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
No es un dato muy tranquilizador, pero tampoco la hecatombe general que pronosticaban los expertos hace unos años. La televisión en abierto pierde audiencia, pero aún gana dinero. Mucho dinero.
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