“Si no se mata al tiburón, se matará a la flota”: el veto al comercio de marrajos pone en guerra a los pescadores gallegos
El Ministerio para la Transición Ecológica incide en que la prohibición para comerciar con esta especie en peligro de extinción es una decisión del conjunto de autoridades europeas CITES
Al menos 90 toneladas de tiburones se encuentran paralizados en cámaras frigoríficas bajo control aduanero en distintos puertos gallegos, principalmente el de Vigo. No pueden comercializarse como consecuencia de la suspensión de las autorizaciones para desembarcar y vender marrajo dientuso del Atlántico Norte en 2021, una decisión acordada en diciembre en una reunión de las autoridades científicas europeas del ...
Al menos 90 toneladas de tiburones se encuentran paralizados en cámaras frigoríficas bajo control aduanero en distintos puertos gallegos, principalmente el de Vigo. No pueden comercializarse como consecuencia de la suspensión de las autorizaciones para desembarcar y vender marrajo dientuso del Atlántico Norte en 2021, una decisión acordada en diciembre en una reunión de las autoridades científicas europeas del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Esta medida para proteger este tiburón en peligro de extinción ha puesto en pie de guerra al sector palangrero gallego, que no acepta la suspensión de la pesca y reclama dar salida a las capturas ahora bloqueadas, cuyo valor alcanza ahora mismo cerca de un millón de euros, según sus cálculos.
El marrajo dientuso o azul (Isurus oxyrinchus) es un tiburón catalogado en peligro de extinción por la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN) muy apreciado por su carne y, sobre todo, sus aletas. No resulta muy habitual ver esta especie en las lonjas o pescaderías españolas, sin embargo, la flota gallega es la que más capturas realiza de este animal en el Atlántico Norte, que suponen al 90% de las realizadas en toda Europa (el otro 10% corresponde a Portugal).
“Dicen que hemos acabado con el tiburón azul, pero la verdad es que nunca ha habido tanta pesca como en estos últimos años, lo cual es un contrasentido”, se queja José, un pescador gallego de 64 años enrolado en barcos de palangre desde los 14. “Regular la pesca no es prohibir, y si no se mata al tiburón se matará a la flota, una solución que será ruinosa”, lamenta.
Lo cierto es que, como alertaba de forma reciente la revista científica Nature, los tiburones son de las especies más diezmadas por la sobrepesca en los océanos, pues estos depredadores suelen tener una vida larga, pero se reproducen mucho menos que otros animales marinos más pequeños. En el caso del marrajo dientuso, la inquietud por algunas de sus poblaciones, como las del Atlántico Norte, hizo que la especie fuera incluida en diciembre de 2019 en el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, por lo que se necesita un permiso CITES para poder comerciarla.
Hasta ahora, los palangreros gallegos que pescan pez espada y tintorera podían vender una determinada cuota (350 toneladas en 2020) de marrajos obtenidos en capturas accidentales cuando estos aparecían muertos enganchados en los anzuelos. Sin embargo, en la reunión del pasado diciembre de las autoridades científicas del Convenio CITES de los distintos países europeos se aprobó suspender las autorizaciones para los desembarcos de esta especie en todo 2021 (esperando que los pescadores pierdan interés por las zonas con más presencia de marrajos), provocando la ira de un sector pesquero muy castigado por la pandemia, debido al cierre de la hostelería.
La situación se vuelve rocambolesca cuando en una reunión posterior de los ministros de Pesca europeos se aprueba una cuota de 500 toneladas para el Atlántico Norte, sin tener en cuenta la decisión adoptada unos días antes dentro del Convenio CITES.
Problema de descoordinación
“Hay un problema de descoordinación con las normas pesqueras entre el Ministerio de Pesca y Transición Ecológica”, sostiene Sergio López, gerente de la Organización de Productores de Lugo. “La flota está cumpliendo las normas de ICCAT (Organización Internacional que regula la pesca de estas especies en el Atlántico), pero el Ministerio para la Transición Ecológica no permite su comercialización porque considera que debe poner otros topes diferentes de los de Pesca. Ante esta descoordinación, tenemos capturas de 2020 paralizadas y hay interpretaciones diferentes para 2021”, incide.
Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica asegura que la suspensión de las capturas no es una decisión suya, sino de todas las autoridades científicas CITES de la UE. “Por ahora esa es la decisión que estamos obligados a cumplir todos los países de la Unión”, señala el departamento de Teresa Ribera, que explica que el caso será revisado en una nueva reunión CITES, aunque la mayoría de los países europeos no tienen intereses pesqueros y son más partidarios de proteger a los tiburones.
En caso de no dar marcha atrás los otros países europeos, el Ministerio para la Transición Ecológica considera que en 2021 no se podrían capturar marrajos en aguas internacionales, donde se impone el criterio CITES, una situación que podría perjudicar todavía más a la especie, dado que los ejemplares más pequeños están en las zonas más cercanas y se podrían pescar muchos más ejemplares hasta alcanzar la cuota aprobada por los ministros de Pesca.
En cuanto a las cerca de 90 toneladas de marrajos bloqueados en las cámaras frigoríficas de los puertos gallegos, este departamento considera que la salida no es fácil, pues entiende que se sobrepasó la cuota de 2020 y de momento no hay para 2021.
El puerto más importante de descargas es Vigo y los armadores están agrupados en las cuatro asociaciones más potentes localizadas en Burela (Lugo) y A Guardia, Marín y Vigo (Pontevedra). El sector está muy atomizado porque son empresas familiares que solo explotan un buque. “Las capturas no han sido excesivas, están dentro de las recomendaciones de ICCAT y del Ministerio de Pesca”, insisten los armadores en un comunicado. “Lo que ha establecido el MITERD [Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico] es un cupo muy inferior para el comercio internacional sin consensuar ni informar a la flota”. “Lo que no podemos son recibir normas escritas de Pesca (que cumplimos) y que el MITERD establezca unos topes sin comunicarlos a las organizaciones”, critican.
Gonzalo Mucientes, biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo perteneciente al CSIC y del CIBIO de la Universidad de Porto (Portugal), afirma que son necesarias medidas adicionales como la delimitación de áreas marinas protegidas en alta mar que preserven puntos calientes para los marrajos. Este experto asegura “que muy probablemente las medidas llegan bastante tarde y, seguramente, se podría haber abordado el problema mucho antes para corregirlo con medidas menos drásticas” para el sector pesquero.
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