El fin de una etapa y un estilo con la destitución del juez Muñoz

El Senado ha aprobado la acusación constitucional en contra del magistrado de la sala constitucional, que tenía como tercer apellido la palabra ‘influyente’

El ministro Sergio Muñoz Gajardo durante su Acusación Constitucional en el Senado, este 15 de octubre en Santiago, Chile.Senado de Chile

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Esta semana estuvo marcada por las acusaciones constitucionales de los ministros de la Corte Suprema en el Congreso: la sorteó en la Cámara de Diputados Jean Pierre Matus, pero no el juez Sergio Muñoz, presidente de la tercera sala constitucional, a quien el Senado lo inhabilitó, algo que sigue generando controversias. Ángela Vivanco, tal como Muñoz, también ha sido destituida, pero una semana después de que sus pares del pleno del máximo tribunal la expulsaran por su involucramiento en el escándalo del caso Audios.

La periodista Ana María Sanhueza ha seguido el itinerario y las derivas que los libelos han tomado desde que la primera semana de septiembre, Chile Vamos, anunció los juicios en contra de los magistrados. Les recomiendo este artículo que publicamos este jueves que explica por qué la destitución de Muñoz marca el fin de una etapa y un estilo. “Como si fuera su tercer apellido, la palabra ‘influyente’ ha acompañado a Sergio Muñoz Gajardo (67) por los casi veinte años que el juez cumpliría en 2025 en la Corte Suprema chilena, donde marcó un estilo de trabajo y una jurisprudencia, controvertida para algunos e innovadora y progresista para otros, desde que en el 2005 llegó a integrar el máximo tribunal, la mayor parte de ellos como presidente de la sala constitucional”.

Los fallos de la sala constitucional de la Suprema, entre ellos dos que provocaron una crisis en las isapres por sus cobros excesivos, son parte de la jurisprudencia que sentó Muñoz en la Suprema. Se suman las sentencias en la que junto a los demás jueces del máximo tribunal corrieron desde 2017 la barrera del derecho a la salud. El magistrado, años antes, como ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, investigó varios casos: logró la confesión del agente que asesinó a Tucapel Jiménez, y tuvo entre sus manos una de las causas más complejas de los primeros años de la década de los 2000: el caso Spiniak.

Su salida del Poder Judicial, después de 42 años y cuando le quedaban ocho por delante, fue por hechos distintos a su trabajo como juez: acusado por Chile Vamos de anticipar un fallo a su hija Graciel Muñoz, también jueza, de una causa que tramitaba la sala constitucional sobre un proyecto inmobiliario en el que ella tenía interés patrimonial, y no manifestar él su inhabilidad en esa causa. El segundo cargo también se relaciona con su hija: le achacaron haber omitido denunciar su falta disciplinaria cuando ella, durante la pandemia, dirigió audiencias judiciales telemáticas desde Italia, lo que implica que ejerció fuera de la jurisdicción chilena.

Su destitución, tal como su fallos por más de dos décadas, seguirán en la controversia.

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Muchas gracias queridos lectores. En una semana más, estaremos nuevamente en sus buzones.

Un abrazo.

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