¿Qué se vota? ¿Cómo es la propuesta? Las claves para entender el plebiscito constitucional de Chile
Unos 15 millones de chilenos acuden este domingo a las urnas en su segundo referéndum en dos años para reemplazar la Carta Magna
Chile acude este domingo nuevamente a las urnas para definir el futuro de su Constitución. El proceso, que arrancó a fines de 2019 como una salida de la clase política al estallido social, llega a su fin con un resultado incierto en su segundo intento. Los sondeos arro...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Chile acude este domingo nuevamente a las urnas para definir el futuro de su Constitución. El proceso, que arrancó a fines de 2019 como una salida de la clase política al estallido social, llega a su fin con un resultado incierto en su segundo intento. Los sondeos arrojan que la mayoría de los votantes optará por el en contra, pero la diferencia con el a favor se ha ido estrechando a medida que se acerca la fecha decisiva.
Estas son las 10 preguntas y respuestas claves para entender qué se juega el país sudamericano.
¿Qué se somete a plebiscito?
Una propuesta constitucional para cambiar la Carta Magna vigente, nacida en la dictadura de Augusto Pinochet y reformada 70 veces desde 1989. En unas elecciones con voto obligatorio, unos 15,4 millones de chilenos acudirán a las urnas para marcar a favor o en contra del texto redactado por el Consejo Constitucional, dominado por las derechas. La ciudadanía eligió a sus integrantes y el Partido Republicano, de la extrema derecha, logró 22 de los 50 escaños.
¿Por qué Chile abrió un proceso constitucional?
Para responder al estallido social de Chile, que arrancó el 18 de octubre de 2019, con gran violencia y manifestaciones ciudadanas, la clase política acordó una salida institucional: ofrecer el cambio de la Constitución. En noviembre de ese año, los presidentes de casi todos los partidos políticos firmaron el histórico Acuerdo por la paz y la nueva Constitución, para consultar a la ciudadanía si querían enterrar la Carta Magna de 1980. El Partido Comunista no se sumó al pacto y el Partido Republicano, entonces en formación, se manifestó en contra. En octubre de 2020, un 80% del electorado chileno votó a favor de elaborar una nueva Constitución.
¿Es el primer intento?
No. Chile ya intentó cambiar su Constitución el año pasado cuando la Convención Constitucional, un órgano paritario de 155 miembros elegidos por la ciudadanía, dominado por la izquierda, sobre todo la identitaria y radical, redactó una propuesta. El proceso estuvo marcado por una serie de polémicas y normas que transformaban la institucionalidad, como la eliminación del Senado o el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado. La derecha llamó a rechazarla acompañada de un sector importante de la centroizquierda, calificándola de identitaria y maximalista. En septiembre de 2022, el 62% de los chilenos echaron abajo la propuesta.
¿Cómo es la nueva propuesta?
La derecha, la tradicional y la extrema, ha liderado este proceso con una mayoría en el Consejo Constitucional (33 de los 50 redactores). Entre los principales puntos que le critican las izquierdas es que, si bien se consagra el Estado social, plantean que el concepto queda vacío debido a una serie de artículos que mantienen el modelo de Estado subsidiario, implícito en el texto vigente, y ratifica un papel clave a los privados en la provisión de derechos, como en el sistema de pensiones y salud. El proyecto ha sido tildado de conservador incluso por la centroizquierda moderada –cuestionan algunos de los derechos de la mujer–, aunque le reconocen avances, sobre todo en lo relativo al sistema político.
¿Qué pasa si gana la opción el ‘en contra’?
Se mantiene la Constitución actual, nacida en la dictadura de Pinochet y reformada unas 70 veces desde 1989. En 2005, en el Gobierno del socialista Ricardo Lagos, se ejecutaron las principales modificaciones, por lo que la Carta Fundamental lleva la firma del expresidente que gobernó Chile entre 2000 y 2006. Tanto la izquierda como la derecha se han comprometido públicamente a que no impulsarán un tercer proceso constitucional durante el Gobierno de Gabriel Boric. Y lo ha dicho también el mandatario.
¿Si gana la opción ‘en contra’ sería un triunfo para el Gobierno de Boric?
El rotundo rechazo del primer intento supuso un golpe muy duro para el Gobierno de Gabriel Boric, que lo había apostado todo a un triunfo del texto. Este segundo proceso ha puesto a la Administración en una posición compleja, porque si la propuesta defendida de las derechas pierde, se queda la Constitución actual, cuyo reemplazo ha sido empujado durante años por la izquierda. Por lo que, según los analistas, sea cual sea el resultado, no se puede leer como una victoria para el Gobierno.
¿A qué se enfrenta la derecha?
La derecha tiene muy poco que perder. Si se aprueba la Constitución, es un triunfo. Si se rechaza, se mantiene la actual Constitución, un texto que a la derecha tradicional no le ha incomodado tanto como a la izquierda y que el Partido Republicano, de la extrema derecha, no quería reemplazar. Se sumó al segundo proceso constitucional en las elecciones de consejeros en mayo, en las que arrasó. Y a medida que dentro del órgano constitucional se fueron aprobando sus normas, se declaró a favor. Lo hizo en octubre, poco antes de la entrega de la propuesta.
De rechazarse el texto, sin embargo, se prevé una guerra intestina entre las dos derechas. La tradicional intentará recuperar el control.
¿Cómo ha sido la campaña?
El Partido Republicano y Chile Vamos, conglomerado de la derecha tradicional, han empujado con fuerza que se apruebe la propuesta. La izquierda y gran parte de la centroizquierda, por su parte, se ha mostrado en contra y el Gobierno de Boric ha mantenido una postura de prescindencia frente al proceso, aunque puertas adentro está por rechazar el texto. La oposición ha buscado hacer de la votación un referéndum a la Administración de izquierdas. En la calle, en tanto, en los actos de cierre de campaña, los chilenos han mostrado desinterés, una actitud frente al proceso que también han mostrado las encuestas.
¿Quiénes votan?
Unos 15,4 millones de chilenos están convocados a las urnas. Es la tercera vez que regirá el voto obligatorio luego de que se repusiera el sistema. La segunda vez, en mayo pasado, la gente dio una sorpresa en la elección del Consejo Constitucional cuando eligió a 22 republicanos de los 50 escaños. Aunque ha sido un proceso marcado por el desinterés ciudadano, las proyecciones arrojan que habrá altos índices de participación, en torno a los 13 millones, como en las dos elecciones anteriores. El voto obligatorio sumó un bolsón de votos nuevos de unos cuatro millones que ha añadido un factor de incertidumbre, ya que no se conocen sus preferencias políticas.
¿Qué dicen las encuestas?
Los sondeos han dado mayoritariamente un triunfo al voto en contra, aunque la diferencia con el a favor ha tendido a estrecharse. A medida que se acerca la fecha del plebiscito, los analistas han repetido que los resultados están abiertos porque el voto obligatorio ha hecho entrar al sistema a votantes desconocidos.