Mario Lubetkin: “Debemos aumentar la inversión en los países afectados por la subida de los precios de los alimentos”
El nuevo representante regional de la FAO mantiene que “América Latina y el Caribe pueden desarrollar una capacidad de producción alimentaria muy superior a la actual”
El comunicador uruguayo Mario Lubetkin era desde 2017 el subdirector general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con sede en Roma. El 1 de agosto pasado asumió en Santiago de Chile como nuevo representante regional para América Latina y el Caribe. Lubetkin califica la crisis de seguridad alimentaria en esta zona del planeta como “preocupante”, porque las tendencias globales —que no se expresan en forma diferente en América Latina—, “tienen, además, las complejidades típicas de la región...
El comunicador uruguayo Mario Lubetkin era desde 2017 el subdirector general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con sede en Roma. El 1 de agosto pasado asumió en Santiago de Chile como nuevo representante regional para América Latina y el Caribe. Lubetkin califica la crisis de seguridad alimentaria en esta zona del planeta como “preocupante”, porque las tendencias globales —que no se expresan en forma diferente en América Latina—, “tienen, además, las complejidades típicas de la región”. Los números son negativos, como indica el informe que FAO presentó en Nueva York en julio: desde el 2019, 13 millones de personas se han sumado a la situación de hambre en la región y cuatro de cada 10 habitantes viven en situación de inseguridad alimentaria.
Pregunta. ¿Cuáles son las particularidades del problema alimentario en la región?
Respuesta. Se trata de una región productora de alimentos y donde, comparados con los temores de Europa, los problemas energéticos se plantean de una forma completamente diferente. Eso no quita que, como todo escenario de crisis, hay aspectos que puedan ser oportunidades, con riesgos muy grandes. No hay duda de que América Latina y el Caribe pueden desarrollar una capacidad de producción alimentaria muy superior a la actual y que ella puede contribuir no solo a la propia región. No hay duda de que puede afrontar los temas económico-financieros y de cambio climático de una forma diferente a cómo se está planteando. Para mí y para muchos gobernantes, el escenario económico –de inflación, crisis y gestión– no ayuda para que un potencial existente se pueda desarrollar de la mejor forma.
P. ¿Por ejemplo?
R. Si se ve teóricamente, desde el punto de vista productivo, Argentina tiene una capacidad de producción equis veces superior a la necesidad de su país. Un país pequeñito como Uruguay también. Pero todo todo es teórico. Existe la potencialidad, pero los Gobiernos de América Latina deberían crear nuevos escenarios de articulación para reflexionar en conjunto las posibles soluciones a estas situaciones a partir de su potencialidad, con una presencia diferente del sector privado, de la sociedad civil, de la academia, de las organizaciones del sistema internacional. Como FAO tenemos una enorme voluntad y capacidad de ayudar a buscar soluciones.
P. ¿Hay soluciones?
R. Desde nuestro punto de vista, las hay. Pero no son soluciones que se puedan pensar en unos pocos meses o años. Desde ese punto de vista, lo comparo con Europa y el debate no es diferente: lo que se está discutiendo en Europa no es para pocos meses, es una perspectiva de años. Y en América Latina lo tenemos que plantear de la misma forma.
P. ¿Es la peor crisis de inseguridad alimentaria en décadas en la región?
R. Es una de las más graves. Tenemos que 56,5 millones de personas sufrieron hambre en 2021 en América Latina y el Caribe, lo que representa el 8,6% de la población regional. Y 268 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria de acuerdo a las cifras de 2021, es decir, un 40,6% de la población enfrentó inseguridad alimentaria de forma moderada o grave. Son cifras muy importantes. Es un momento extraordinariamente preocupante y en eso hay consenso. No era pensable que solo una región en un marco global negativo saliera en forma positiva.
P. ¿Es más complejo hoy atacar el hambre?
R. El tema del hambre y de la seguridad alimentaria tiene hoy componentes sociales, ambientales, climáticos, de estabilidad social, económicos-financieros, de salud. Si no se analizan todos los elementos se hace muy difícil sacar una conclusión correcta de por qué se llegó y a dónde estamos hoy. Eso te pone en un escenario más complejo, aunque en los últimos años hemos reflexionado acerca de los caminos a seguir.
P. Usted habla de abrir una dinámica de diálogo…
R. Porque lo más probable es que algunos de los países tengan soluciones parciales y puedan ayudar a otros, pero el problema es que, por un lado, ha habido un encierro. Y, por otro, miramos a América Latina sin decir que se desconectó del escenario global, repleglándose. Es verdad que todas las regiones lo hicieron durante la crisis de la covid-19, pero esta región que era muy interactiva con otras regiones, como con Europa, se replegó mucho hacia la región. Y es uno de los grandes desafíos que tiene en esta fase. Junto con el crecimiento interregional, su crecimiento fuera de la región.
P. ¿Qué propone FAO?
R. Debemos aumentar las inversiones en los países afectados por el aumento de los precios de los alimentos, en especial aumentando la producción local de alimentos nutritivos. Se deben mejorar los instrumentos de información transparente para permitir un mejor análisis en la toma de decisiones en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Y no nos referimos solo al sector público, sino a la capacidad del sector privado, que tengan las seguridades para ser parte de este proceso. Se deben mejorar las políticas encaminadas a fomentar la productividad, la eficiencia, la resiliencia y la inclusión de los sistemas agroalimentarios en su proceso de transformación, que es el gran desafío que en perspectiva tiene esta región.
P. ¿Dónde deberían focalizarse estas inversiones?
R. Las inversiones debieran focalizarse en la estructura de la cadena de valor –lo que está permanentemente en riesgo–, pero conectado a la transformación, a la tecnología y a la infraestructura digital inclusiva. En la región, además, hay que poner especial atención a la reducción de los desperdicios de alimentos. Recordemos que a nivel global, un tercio de la producción se pierde en desperdicios. El mismo papa Francisco ha tomado este tema como una bandera muy fuerte.
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