Azul que te quiero azul

La Blueproject Foundation expone 11 grandes obras de autores como Warhol, Fontana, Basquiat, Tansey y Klein, con ese color como eje principal

La obra de Basquiat, a la izquierda, y las dos de Warhol, en la exposición de la Blueproject.Albert Garcia

El azul es uno de los colores preferidos por la mayoría. Inunda todos los ámbitos de la vida, excepto uno, el de la comida, ya que son muy pocos los alimentos de ese color. Al industrial y coleccionista italiano de arte, Carlo Salvi, le apasionaba hasta tal punto, que todo lo que compraba era azul: vajillas, coches, y cómo no, obras de arte, de las que llegó a reunir un buen y destacado grupo en el que el único vínculo era que estaban realizadas en las diferentes gamas cromáticas de ese color. Carlo Salvi falleció en 2010 y cuando su hija Vanessa, inauguró tres años después en Barcelona la fun...

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El azul es uno de los colores preferidos por la mayoría. Inunda todos los ámbitos de la vida, excepto uno, el de la comida, ya que son muy pocos los alimentos de ese color. Al industrial y coleccionista italiano de arte, Carlo Salvi, le apasionaba hasta tal punto, que todo lo que compraba era azul: vajillas, coches, y cómo no, obras de arte, de las que llegó a reunir un buen y destacado grupo en el que el único vínculo era que estaban realizadas en las diferentes gamas cromáticas de ese color. Carlo Salvi falleció en 2010 y cuando su hija Vanessa, inauguró tres años después en Barcelona la fundación que habían comenzado juntos, no dudó en ponerle en memoria suya Blueproject Foundation; un proyecto azul que hacía referencia a “esa pasión y superstición, ya que desde que había dejado de vestirse de oscuro y empezó a hacerlo de azul, las cosas le comenzaron a ir mejor”, explica su hija. Han pasado cinco años y el centro situado en la calle Princesa del Born lo conmemora con la exposición Still Blue en la que se han reunido 11 de las obras que formaron parte de esta azulada colección que tras la muerte de Salvi, acabaron dispersas por media Europa. Sus nuevos dueños las han prestado para la muestra que estará abierta hasta noviembre.

Entre las obras está la impresionante escultura Venus Bleue realizada en 1962 por el francés Yves Klein —otro apasionado por este color, para quien “el azul es lo invisible haciéndose visible”— pintada en el consagrado color que inventó en los años cincuenta del siglo XX, el Azul Klein, luminoso y eléctrico. Está en el centro de la sala en la que se respira una gran paz, quizá por estar dominada por este color que evoca calma, quietud y tranquilidad.

La rodean 10 hermanos, firmados por autores de la talla de Jean-Michel Basquiat del que se puede ver el enorme The Dingoes that Park their Brains with their Gum, de 1988, con varios personajes entre animales y monstruos y palabras escritas y tachadas que inundan el azulado fondo. “Es de los más ordenado de Basquiat, por eso lo compró mi padre y porque era azul”, insiste Vanessa Salvi tras explicar que el artista de Brooklyn lo pintó en un momento de calma, tras desintoxicarse, a pesar de que poco después moriría de sobredosis a los 27 años.

'Venus Bleue', Yves Klein, realizada en 1962 en Azul Klein,

Cada cinco años

Más reconocibles son los dos cuadros de Andy Warhol, con iconos de la cultura estadounidense como Mickey y la Estatua de la libertad; otros dos de Mark Tansey que adentran al espectador en el mundo de ensueño, sobre todo Pit and Pile, de 1998, una obra muy poco vista en España, en la que se descubren a pequeños personajes que trabajan o se divierten en una enorme estructura arquitectónica inventada, la obra Teatrino de Lucio Fontana, pintada en 1966, o el simbolismo de grafía contemporánea y símbolos antiguos, de dioses egipcios de Irrationale Welt, pintada por A. R. Penck en 2005. “Mi padre era tan ordenado que con la obra de Howard Hodgkin siempre decía que le gustaría cambiar el marco”, en referencia a Breakwater, una pintura realizada con fuertes pinceladas azules que incluso traspasan la tela y manchan el marco. La obra más reciente es la de Daniel Buren Optical Fiber, White and Blue, una especie de toldo fabricado con fibra óptica con sus típicas rayas de colores, en este caso blancas y azules iluminadas cuando está encendida.

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La exposición es, de hecho, la segunda vez que puede verse. Cuando Blueproject abrió sus puertas, el 26 de septiembre de 2013, lo hizo con Blue, homenaje al invisible en la que estas obras —de Klein estaba La Terre Bleue en vez de la Venus— se volvieron a ver por primera vez. “Es una exposición que se verá, seguramente, otra vez dentro de cinco años y dentro de diez, siempre que se rinda homenaje a mi padre”, remacha Vanessa Salvi.

Consagrados y emergentes

La Blueproject Foundation es, desde 2013, una organización privada sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo apoyar la creación artística nacional e internacional. Su forma de hacerlo más evidente es la apertura de los 200 metros de su sala grande (Il Salotto) a artistas consagrados que difícilmente pueden verse en galerías o museos de Barcelona. Eso ha hecho que la Blueproject se haya convertido en un peso importante del panorama de la ciudad.

La segunda, es poner el foco en un arte experimental y emergente a través de un programa de residencias. Hasta el 19 de agosto es posible presentarse a la convocatoria de 2019. Son dos proyectos de exposiciones y uno de performance que se repartirán un total de 16.000 euros. Luego habrá las correspondientes exposiciones y, al menos, una presentación pública de la performance.

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