La Setmana del Llibre en Català cierra con aumento de ventas

La feria potenciará la presencia internacional de editores y agentes para reforzar su función de salón

Una visitante ojea libros en la Setmana, el pasado miércoles. HILDA PÉREZ

Un inicio no tan próximo a primeros de septiembre (este año ha arrancado el día 7, mientras que en la pasada convocatoria lo hizo el día 2), unido a la estabilidad en la ubicación (la plaza de la Catedral de Barcelona) lograda en las últimas ediciones, ha comportado que la 35ª Setmana del Llibre en Català cerrara ayer sus puertas con la sensación de que la afluencia de público, pero también las ventas, se podrían haber incrementado notablemente. Y estas últimas, en concreto, “entre un 10 y un 15%”...

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Un inicio no tan próximo a primeros de septiembre (este año ha arrancado el día 7, mientras que en la pasada convocatoria lo hizo el día 2), unido a la estabilidad en la ubicación (la plaza de la Catedral de Barcelona) lograda en las últimas ediciones, ha comportado que la 35ª Setmana del Llibre en Català cerrara ayer sus puertas con la sensación de que la afluencia de público, pero también las ventas, se podrían haber incrementado notablemente. Y estas últimas, en concreto, “entre un 10 y un 15%”, según estimaciones del presidente de la Setmana, Joan Sala. Las cifras definitivas no se podrán contabilizar hasta mañana. De confirmarse, situarían los resultados comerciales de la Setmana rozando los 400.000 euros; pero en cualquier caso sería ya la tercera edición consecutiva en la que la cita libresca incrementa su facturación, siempre por encima de los dos dígitos.

“Sin duda, que el cambio de fechas nos ha ayudado este año”, admitía Sala. También tiene su peso específico el incremento de expositores año tras año; en la presente convocatoria han sido 163, 13 más que en 2016.

Números aparte, la sensación en el sector es que la Setmana está en racha y que parece haber encontrado un lugar bajo el sol del calendario de eventos. Así lo han leído mayormente los editores en lengua catalana, que aprovechan el marco de la feria para presentar, siguiendo la estela del vecino mercado francés, las novedades de la rentrée literaria muy pronto. Este año se ha alcanzado la friolera de casi dos centenares, en un contexto de 270 actos, a los que han asistido un total de 170 autores.

La presencia, por vez primera en una Setmana del Llibre, de 16 editores y agentes literarios de 14 países (de Rusia a Israel, de EE UU a Croacia), que han mantenido reuniones comerciales con sus homólogos catalanes es otro indicador de la lenta pero, al parecer, inexorable combinación de la Setmana entre festival literario, feria y encuentro profesional.

En esa última linea, los organizadores desean potenciar la internacionalidad de la Setmana precisamente a partir de la participación de gente del sector del libro de ámbito internacional. En realidad, la Setmana lleva varios años barajando fórmulas para esa presencia, como la de añadir a la oferta un espacio (cada vez más difícil en lo físico, uno de los problemas que deberá afrontar en breve la cita) para la producción editorial de algún país o ciudad, funcionando así como invitada de la Setmana. Los costes y un tema de calendario han impedido llevar ese proyecto a buen puerto. La literatura italiana fue la opción que tenía más números para estrenar una dimensión internacional de la cita, propuesta inimaginable desde la perspectiva de aquellas primeras ediciones en los años 80 en la entonces lúgubre y ruidosa estación de Sants que vio nacer la Setmana.

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