Cien años de amor en Madrid

Los centenarios Ezequiela y Frutos han sido homenajados por sus 75 años de matrimonio

El matrimonio de Ezequiela, de 100 años, y Frutos, de 105.Álvaro García

Ezequiela Sáez de San Juan se casó de negro y con peineta. Pero no sabe exactamente hace cuántos años: "No me acuerdo, solo sé que son muchos". Y tiene razón. Hace 75 años que le dijo sí a su marido, Frutos del Nogal, en un pueblecito de Ávila. Después de la Guerra Civil, se trasladaron a Madrid y desde entonces viven en la capital. Ella, con 100 años recién cumplidos, y él, de 105, son el único matrimonio ...

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Ezequiela Sáez de San Juan se casó de negro y con peineta. Pero no sabe exactamente hace cuántos años: "No me acuerdo, solo sé que son muchos". Y tiene razón. Hace 75 años que le dijo sí a su marido, Frutos del Nogal, en un pueblecito de Ávila. Después de la Guerra Civil, se trasladaron a Madrid y desde entonces viven en la capital. Ella, con 100 años recién cumplidos, y él, de 105, son el único matrimonio centenario de la ciudad.

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Por lo menos el único del que se tiene constancia. Para celebrarlo, la Asociación de Establecimientos Centenarios y Tradicionales de Madrid les ofreció este lunes un homenaje en la Posada de la Villa. Frutos llegó con un impecable traje azul. Ezequiela volvió a elegir el negro. Entraron juntos, él sostenido por un bastón y ella apoyada en él.

Vicente del Bosque, el exseleccionador español de fútbol, terminó de vestir a Frutos con una bufanda de su equipo favorito, el Real Madrid. La viuda de Antonio Mingote les regaló un grabado del dibujante y Mari Pepa de Chamberí logró que todos cantaran al unísono el chotis 'Madrid'. Entre los invitados también se encontraban el torero Paco Camino, el humorista Manolo Royo, y José María Suárez, en representación de su hermano, el expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez.

El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, también estuvo presente y les hizo llegar una bendición apostólica del papa Francisco a este amor centenario. Según las cifras que maneja la Sociedad Madrileña de Geriatría y Gerontología (SMGG), en Madrid hay más de 2.000 personas centenarias. Para Monste Lázaro, vicepresidenta de la sociedad, este acto es muy relevante porque "visibiliza una realidad poco investigada y estudiada, sobre todo en sus aspectos emocionales, sociales y económicos".

"Muchas gracias a todos", repetía una y otra vez Ezequiela. Su marido apenas podía conversar por su sordera. Ello no le impidió, caña en mano, proclamar: "¡A brindar todos!".

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El matrimonio tiene tres nietos, una bisnieta y un único hijo, Frutos, de 62 años, médico de profesión. Visita casi a diario a sus padres en el piso de Carabanchel donde se instalaron en la posguerra. Los fines de semana les cocina paella. Pasión que heredó de su madre: "Una cocinera fenomenal". "Son una pareja muy afable, él es más inquieto y ella más seca, se complementan muy bien", afirma el hijo. También cuenta que le prohibió a su padre montar en bicicleta cuando tenía 95 años. "Desde entonces le dice a todo el mundo que su hijo le quitó la bicicleta", dice entre risas.

A pesar del paso de los años, hay algo que no cambia en el matrimonio entre Ezequiela y Frutos. "A donde voy yo, va él", cuenta la homenajeada entre el tumulto de invitados. Lidia Rivera, la cuidadora de la pareja desde hace dos años, complementa la anécdota: "Cuando ella va al baño, él siempre pregunta dónde se ha metido. Siguen durmiendo juntos, tienen una relación muy bonita".

El homenaje a la pareja se produjo gracias al azar. La cuidadora Rivera se lo comentó a su cuñada, que trabaja en la casa de Alfredo Amestoy. Cuando el periodista se enteró, decidió que había que celebrarlo. "Dicen que a los 20 se aspira y a los 100 se expira, pero Ezequiela y Frutos demuestran que no es así. Ellos superaron la barrera de la felicidad y eso merece un reconocimiento", concluye.

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