CULTURA CONTEMPORÁNEA

Sesión de spa cultural

SAUNA combina, durante tres semanas en Matadero, musica, arte o creación audiovisual con baños de calor

El proyecto SAUNA, instalado en Matadero, que ofrece programación cultural acompañado de vapores y altas temperaturas.Samuel Sánchez

Sauna, la palabra, es posiblemente el único término finlandés que ha pasado a formar parte del castellano. Tanta es la afición en el país escandinavo al baño de calor que, según algunos cálculos, hay una por cada dos habitantes y medio. “La sauna es un dispositivo de bienestar que provoca estados corporales alterados a partir del calor. Causa un estado de relajación en el que no estamos acostumbrados a asimilar contenidos culturales. Aporta también una dimensión de aromas, corporeidad y otras sensaciones que le son únicas”, explica el artista Carlos Monleón, responsable del proyecto SAUNA que combina programación cultural y la atávica costumbre finesa en Matadero Madrid (Paseo de la Chopera, 14).

Desde ayer, una sauna finlandesa temporal ocupa la Nave 16 del centro cultural municipal y allí sucederán cosas: sesiones de Dj, directos o proyectos artísticos basados en el yoga Kundalini (una variante de esta práctica de meditación que se realiza a altas temperaturas). “La programación no ocurre dentro de la cabina de sauna; ocurre alrededor”, aclara el artista. “Hay una zona donde relajarse y experimentar los contenidos entre los golpes de calor; hay proyecciones sobre el exterior de la cabina. Y unos altavoces apuntan desde fuera ya que el sonido escuchado a través de las paredes tiene un...

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Desde ayer, una sauna finlandesa temporal ocupa la Nave 16 del centro cultural municipal y allí sucederán cosas: sesiones de Dj, directos o proyectos artísticos basados en el yoga Kundalini (una variante de esta práctica de meditación que se realiza a altas temperaturas). “La programación no ocurre dentro de la cabina de sauna; ocurre alrededor”, aclara el artista. “Hay una zona donde relajarse y experimentar los contenidos entre los golpes de calor; hay proyecciones sobre el exterior de la cabina. Y unos altavoces apuntan desde fuera ya que el sonido escuchado a través de las paredes tiene una cualidad amniótica”.

La idea surge de su fascinación con los espacios sociales construidos en torno a distintos tipos de sauna en Escandinavia, los Países Bálticos, y los Spa 24 horas de Corea del Sur. La inspiración sale de locales concretos de Helsinki o Los Ángeles, pero sobre todo del proyecto londinense Soaking Levitts en cuyas dos ediciones ha participado Monleón. Es un modelo que ha calcado casi exactamente, con la excepción de que la entrada en Madrid es gratuita. La programación está disponible en: www.sauna.cloud.

SAUNA abrirá desde las seis de la tarde hasta las once de la noche (viernes sábados y domingos; excepto la última semana que abre a partir del miércoles). El aforo está limitado a 35 personas “para mantener la calidad de la experiencia”, y la entrada se consigue escribiendo un mail a sauna@sauna.cloud. “Todavía hay plazas, pero algunas están a punto de llenarse”, avisa Monleón. Dentro de la zona regirá una política de “no teléfonos no fotos” y se avisa desde la organización de que serán estrictos con el comportamiento de los asistentes: “No toleraremos comportamientos ofensivos”.

Sauna dispone de duchas, cambiadores, aseos, taquillas donde depositar la ropa de calle y de una barra en la que se servirán tónicos. “Considero SAUNA casi como parte de un movimiento que ha redescubierto los valores de esta práctica y está explorando las posibilidades de su formato y purgando las asociaciones más sórdidas que predominan en ciertos países”, cuenta Monleón, que ha elegido personalmente a los artistas participantes. No son sólo DJs. La microprogramación incluye músicos, artistas plásticos y performers, una arquitecta, dos comisarias de arte , un club de escucha…

“El contenido audiovisual es muy importante, ya que la idea es aportar textura a la experiencia para favorecer una absorción modificada de los contenidos. Los que funcionan mejor son aquellos que producen y acompañan atmósferas de relajación”, dice el artista. Una última cosa: ¿El dresscode? “Chanclas y modelitos de baño, bienvenidos. Bañador, opcional”.

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