Condenados a 19 años cuatro vendedores de heroína y cocaína

El tribunal valida las escuchas que realizó la policía tras recibir llamadas anónimas de vecinos que denunciaban puntos de venta

La Sección Quinta de Vigo ha condenado por tráfico de drogas a penas que suman 19 años a cuatro vendedores que utilizaban la calle Tomás Alonso y Camino de Seara de la ciudad como puntos de distribución de heroína y cocaína en dosis. El tribunal admite como pruebas irrefutables las escuchas telefónicas que autorizó el juzgado de instrucción cuando la policía recibió varias llamadas anónimas de vecinos denunciando las actividades del grupo y que derivaron en la apertura de la causa.

La sentencia considera probado que José Carlos Vázquez Dorado, alias Judas, que acababa de cumpli...

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La Sección Quinta de Vigo ha condenado por tráfico de drogas a penas que suman 19 años a cuatro vendedores que utilizaban la calle Tomás Alonso y Camino de Seara de la ciudad como puntos de distribución de heroína y cocaína en dosis. El tribunal admite como pruebas irrefutables las escuchas telefónicas que autorizó el juzgado de instrucción cuando la policía recibió varias llamadas anónimas de vecinos denunciando las actividades del grupo y que derivaron en la apertura de la causa.

La sentencia considera probado que José Carlos Vázquez Dorado, alias Judas, que acababa de cumplir una condena anterior de tres años, se dedicaba a la venta de heroína que le proveía José Ramón Varela González, alias Gilberto o Miguel, vecino de Mos, también con antecedentes por narcotráfico. Ambos trabajaban conectados con los otros dos acusados, Juan Carlos Rodríguez Loureiro, también con antecedentes policiales, y con José Antonio Pereira Dávila, apodado Albañil, también clientes de Varela González. Con las intervenciones telefónicas y las vigilancias policiales se lograron interceptar varias de las entregas de droga que realizó el grupo después de que concertasen una cita entre ellos a través de mensajes de móvil.

El 17 de noviembre de 2014 José Antonio Pereira concertó una cita con su proveedor José Ramón Varela al objeto de abastecerse de sustancias estupefacientes. De vuelta a su domicilio fue sorprendido por los agentes y comenzó una fuga durante la cual arrojó a la carrera un paquete de papel envuelto en cinta adhesiva que contenía en su interior una bolsa con 50 gramos de heroína con un índice de pureza del 48 %, además de otra bolsa con otros 25 gramos de cocaína con una riqueza del 45%, sustancias que le había vendido José Ramón Varela, valoradas en 6.409 euros, según la sentencia.

De las investigaciones policiales se pudo constatar que José Carlos Vázquez Dorado también se dedicaba a vender papelinas y en una de estos intercambios fue detenido, “a pesar de las cautelas que adoptaba” para llevar a cabo la actividad, señala el fallo de la Audiencia. Las escuchas fueron impugnadas por los acusados pero el tribunal consideró los hechos como “muy graves” y estimó proporcionada y justificada las intervenciones y prórrogas que se acordaron en la instrucción.

Los acusados sospechaban que la policía los estaba investigando y adoptaron medidas de precaución como emplear términos en clave para comunicarse que fueron aceptados como pruebas indiciarias por el tribunal. Así, por ejemplo, Dorado y Loureiro utilizaban frases como “vino la chica esta de los ojos verdes que querías conocer”, para referirse a un comprador, o “a ver hombre, coño, lárgate de ahí, hombre que está la social, joder y está lleno de gente” para indicar que tiene en el maletero del BMW una bolsa con estupefacientes.

La juez estima que estas “medidas de prevención en absoluto se justificarían si no es por la realización de Dorado con Loureiro de una transacción de droga”, teniendo en cuenta, además, que al segundo le constan dos detenciones anteriores por tráfico de heroína. Otras transcripciones admitidas como prueba por la Sala recogen conversaciones entre ellos como: “le diste 235 al otro”, contestando su interlocutor que “ahora tengo casi cuatro pero voy a tener seis”. “Un lenguaje equívoco o en clave del que se puede inferir que el investigado entrega la droga y recauda posteriormente dinero", concluye la sentencia, que se puede recurrir ante el Tribunal Supremo.

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