72 años de cárcel para un pederasta en paradero desconocido

El condenado abusaba de menores de entre 8 y 15 años y estaría trabajando en Japón, según sus familiares

Madrid -

La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid ha condenado al monitor de ciclismo Javier García-Verdugo a 72 años y dos meses de prisión por nueve delitos continuados de utilización de menores de trece años para la elaboración de material pornográfico, dos delitos continuados contra la intimidad, tres delitos continuados de abuso sexual, cuatro delitos de exhibición de material pornográfico y un delito de posesión de material pornográfico, después de que el Tribunal Supremo anulase la se...

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La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid ha condenado al monitor de ciclismo Javier García-Verdugo a 72 años y dos meses de prisión por nueve delitos continuados de utilización de menores de trece años para la elaboración de material pornográfico, dos delitos continuados contra la intimidad, tres delitos continuados de abuso sexual, cuatro delitos de exhibición de material pornográfico y un delito de posesión de material pornográfico, después de que el Tribunal Supremo anulase la sentencia absolutoria de este mismo tribunal al validar la entrada y registro en el domicilio del acusado, que fue declarado nulo por la Audiencia Provincial.

En el momento de notificarle la nueva sentencia, el condenado no se presentó en sede judicial y nadie puede dar cuenta de su paradero, por lo que el órgano judicial ha dictado una orden de busca y captura para su ingreso en prisión.

El condenado fue arrestado en octubre de 2012 en Valdemoro por abusar de chicos de entre 8 y 15 años a los que animaba a masturbarse y mantener relaciones con él. El pederasta fue juzgado en enero de 2015, tras dos años en prisión provisional y su defensa alegó que el registro de su hogar no había seguido los trámites correctos.

La Audiencia Provincial de Madrid absolvió al acusado. La Fiscalía de Madrid recurrió el fallo ante el Tribunal Supremo, que ordenó a la Audiencia repetir la sentencia. Pero el condenado ya no vive en la que era su casa. Cuando fue absuelto, dijeron sus familiares, "se había marchado a trabajar a Japón", informa El Mundo. 

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