POP Zahara

El negro y otros colores

La antigua chica pizpireta enarbola ahora una propuesta infinitamente más poliédrica, variada y sustanciosa

Lo de Zahara no es solo crecimiento, sino drástico estirón. La chavalilla que hace seis años parecía una vendedora de golosinas es hoy una creadora diferente, poliédrica, que no se amedrenta ante las complejidades y ha aprendido que las sombras también forman parte de un mundo luminoso. Aquel estallido algo falsario de colores, confeti y chupa-chups se ha transformado en un universo mucho más matizado y rico, en el que también hay margen para lucir traje negro o abrir la velada a guitarra y voz con Interior Noche, crónica de heridas y orgullos ante un desplome sentimental....

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Lo de Zahara no es solo crecimiento, sino drástico estirón. La chavalilla que hace seis años parecía una vendedora de golosinas es hoy una creadora diferente, poliédrica, que no se amedrenta ante las complejidades y ha aprendido que las sombras también forman parte de un mundo luminoso. Aquel estallido algo falsario de colores, confeti y chupa-chups se ha transformado en un universo mucho más matizado y rico, en el que también hay margen para lucir traje negro o abrir la velada a guitarra y voz con Interior Noche, crónica de heridas y orgullos ante un desplome sentimental.

Buena cosa es que esta nueva y reconfortante María Zahara Gordillo logre dos llenazos consecutivos -viernes y sábado- en la Sala But, aunque divierte comprobar que, a los 31 años, la oficiante figuraba entre las veteranas del lugar. Su público sigue siendo tan insultantemente joven que casi nadie se sabía Historia Universal, el célebre tema de Xoel López que su autor interpretó con la jiennense.

Zahara posee una voz dulce, pero ya no pizpireta, y es muy capaz de volverse vigorosa cuando la ocasión lo requiere. Sucede así en La Gracia, por ejemplo, melodramática y envuelta en un laberinto de teclados, o con la atractiva pomposidad de Oh, Salvaje, alternativa sureña y ligera para el legado de Kate Bush. Donde Habitan los Monstruos también apuesta por un sonido sintetizado y planeante, un poco a la manera de Editors, hasta que la guitarra de Martí Perarnau evoca los paisajes de Mike Oldfield. Ventajas de disponer de una banda extraordinaria: junto al cantante de Mucho también figuran Víctor Cabezuelo (Rufus T. Firefly) o el batería Ramiro Nieto (The Right Ons). Desde baladas afortunadísimas (El Frío) a divertimentos petardos (Caída Libre), el rock chulesco (Rey de Reyes) o bailes entre el público a lo Uma Thurman (Tú Me Llevas), Zahara es hoy una deliciosa caja de sorpresas.

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