Cuando Picasso quería ser El Greco

El Prado presta temporalmente ‘Caballero anciano’ al museo barcelonés del pintor para la exposición que explica la influencia del cretense en el malagueño

'Retrato de un desconocido al estilo de el Greco', de Picasso (1899) y, a la derecha, 'Caballero anciano', de El Greco, (1587-1600).consuelo bautista

La relación de Pablo Picasso y el Museo del Prado es grande. El pintor no solo fue su director, tras nombrarlo en 1936 Azaña por decreto, cargo que no ejerció nunca ya que jamás volvió a España, sino que mucho antes, en 1896 y 1897, durante su primer viaje a Madrid para estudiar en la Real Academia de San Fernando, como muchos otros aprendices de artistas, lo visitaba con frecuencia. Allí se sintió atraído, con resultado desigual, por los grandes maestros, tal...

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La relación de Pablo Picasso y el Museo del Prado es grande. El pintor no solo fue su director, tras nombrarlo en 1936 Azaña por decreto, cargo que no ejerció nunca ya que jamás volvió a España, sino que mucho antes, en 1896 y 1897, durante su primer viaje a Madrid para estudiar en la Real Academia de San Fernando, como muchos otros aprendices de artistas, lo visitaba con frecuencia. Allí se sintió atraído, con resultado desigual, por los grandes maestros, tal y como explicó al año siguiente a su amigo Joaquim Bas en una carta que conserva la Fundación Palau y en la que, de paso, contaba su animadversión al academicismo: “El museo de pinturas es hermoso: Velázquez de primera, del Greco unas cabezas magníficas”.

La obra de El Greco que inspiró a Picasso.MUSEO NACIONAL DE EL PRADO

La impronta de los pintores del Prado estuvo latente durante años en el genio malagueño que no dudó en escribir en un cuaderno de notas de 1898: “Greco, Velázquez, inspiradme”. Durante su estancia en Madrid, el joven Picasso pintó un sinfín de dibujos en los que las figuras del artista cretense estaban en su mente. En varios de ellos llegó a escribir, incluso dos veces: “Yo el Greco”. Por si fuera poco, los domingos, cuando el Prado cerraba, viajaba a Toledo para contemplar El entierro del Conde Orgaz; una obra que también reprodujo Picasso en El entierro de Casagemas, de 1901, una obra que da comienzo al periodo azul.

La obra de Picasso pintada por la influencia de El Greco.VEGAP

Para explicar la relación entre Picasso y El Greco, el Museo Picasso de Barcelona ha organizado la exposición La pasión grequiana de Picasso, comisariada por la conservadora del centro Malén Gual, que podrá verse hasta enero próximo; una pequeña muestra formada por 29 obras del fondo del museo que tiene un aliciente añadido: el préstamo de Caballero anciano, una obra de El Greco que ha prestado El Prado para la ocasión y que sin duda vio Picasso y lo tuvo presenta cuando realizó Retrato de un desconocido al estilo de el Greco de 1899 que se expone en la pared de enfrente.

La influencia grequiana continuo al volver Picasso a Barcelona y comenzó a relacionarse en los Quatre Gats, donde se reunía con Santiago Rusiñol, Miquel Utrillo o Ignacio Zuloaga, que fueron de los primeros en reivindicar a El Greco y coleccionar sus obras. A muchos de ellos los pintó como si fueran personajes vestidos y con aptitudes de los personajes del siglo XVI, en copias rápidas y esbozos ágiles mezclados en una especie de horror vacui con otros motivos que, a simple vista, hablan de una especie de obsesión y recuerdan su expresión de “cabezas magníficas” que escribió años antes. A Rusiñol, en concreto, lo dibujó como el famoso personaje de El caballero de la mano en el pecho. Todos estos dibujos se pueden ver en la exposición de Barcelona.

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Dibujo de Picasso en el que se puede leer: "Greco, Velázquez, inspiradme"museo picasso de barcelona

Según Gual la influencia de el Greco en Picasso renace en una obra tan destacada en el artista y en la historia del arte como es Las Señoritas de Avignon, pintado en 1907, “que por razones obvias no se ha pedido para la exposición”. La exposición concluye con varios grabados realizados entre 1950 y 1970 por Picasso en los que los personajes aparecen representados con gorguera, el típico cuello del siglo XVI. En 1962 creó precisamente Retrato de hombre con gorguera, realizado con gubia. Se exponen diferentes estadios de la obra con este personaje estilizado y sobrio a la maniera de El Greco. Según Gual la muestra, que habría tenido más sentido el año pasado, coincidiendo con el 400 aniversario de su muerte, no se celebró entonces para poder contar con la obra prestada por El Prado y “para que los dibujos descansen”, ya que se habían expuesto recientemente.

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