La importancia de un payaso

El payaso Joan Montanyès, Monti, falleció en 2013, víctima de un cáncer a los 48 años de edad. En vida su carrera fue fulgurante. Se convirtió por méritos propios en algo así como el payaso oficial del Teatre Lliure de Barcelona, donde se inició y estrenó algunos de sus espectáculos más recordados. Fue ganador del premio Max de Circo 2001, y primer director artístico del madrileño Teatro Circo Price —una aventura que no acabó del todo bien, entre 2007 y 2008—. Un referente de la escena que se fue demasiado pronto. Como su sucesor en el Price, Pere Pinyol, que en una trágica carambola ...

El payaso Joan Montanyès, Monti, falleció en 2013, víctima de un cáncer a los 48 años de edad. En vida su carrera fue fulgurante. Se convirtió por méritos propios en algo así como el payaso oficial del Teatre Lliure de Barcelona, donde se inició y estrenó algunos de sus espectáculos más recordados. Fue ganador del premio Max de Circo 2001, y primer director artístico del madrileño Teatro Circo Price —una aventura que no acabó del todo bien, entre 2007 y 2008—. Un referente de la escena que se fue demasiado pronto. Como su sucesor en el Price, Pere Pinyol, que en una trágica carambola falleció meses después.

Pero Monti permanece en el recuerdo y su trabajo vuelve a escena. Este fin de semana llega al Price el espectáculo Rhum, que, antes de morir, había empezado a preparar junto con Martí Torras, autor, interprete y cofundador de la compañía Clownx Teatre. Lo que iba a ser un homenaje a Enrico Jacinto Scopari, Rhum, un payaso clásico de principios del XX, se ha convertido ahora en un homenaje a ambos: a Rhum y a Monti. “Es un espectáculo que, precisamente, trata sobre la gente que se queda”, explica Torras de la obra, estrenada ya en el Festival Grec de 2014.

“En este caso a la compañía de Rhum, después de mucho tiempo sin trabajar, le sale por fin un bolo”. Ahora tendrán que apañárselas: hay dos carablancas (el payaso listo) y ningún augusto (el payaso atontado y tierno, como Rhum y como Monti), así que alguno de ellos tendrá que ponerse la nariz roja y provocar las risas del público.

Esto es, evidentemente, también un guiño a la profesión teatral en general y la circense en particular: en perpetua crisis. “Claro”, dice el director. “Tanto los protagonistas del espectáculo como los trabajadores reales viven en la precariedad. Estos payasos, por ejemplo, tienen que ensayar a toda prisa la noche antes”. Una obra, además, que transita entre teatro y circo: “Es un espectáculo de teatro con payaso o de payasos que hacen teatro. Un 90% de risas con unos cuantos momentos emocionantes”, dice el director.

La figura de Monti se hace presente a través de una grabación de audio. “Monti es el mejor payaso que he visto”, explica Torras. “Cogió las entradas clásicas de los payasos y las modernizó, haciéndolas más gamberras sin perder la emotividad del augusto, y eso se nota en este espectáculo”.

Alicia Moreno, que era delegada de las Artes del Ayuntamiento cuando se abrió el Price y que fichó a Monti, también tiene palabras de recuerdo. “Desde el principio me encandiló. Era una persona frágil, sensible, y un gran creador”, cuenta: “Le tocó una etapa complicada como es la apertura de un nuevo teatro de estas características y él se tiró a la piscina sin ni siquiera saber si había agua, cosa que le hay que agradecer”.

“Monti siempre decía que payaso no es esa palabra que muchos utilizan como insulto”, recuerda Torras, “sino esa persona que hace feliz a los demás incluso a costa de su propia felicidad”.

Rhum. Sábado 19 de septiembre a las 20.30. Domingo 20 a las 19.00. Teatro Circo Price (Ronda de Atocha, 35). 15 euros.