El fuego purifica las ‘Fogueres’ menos mordaces de los últimos años
Arden en Alicante 182 monumentos de una fiesta que en 2015 será Bien de Interés Cultural
El fuego purificador volvió puntual a Alicante a medianoche. Más de 180 monumentos ardieron en la pasada madrugada durante la tradicional Nit de la Cremà, punto final de unas Hogueras de San Juan que quizás hayan sido las menos mordaces de los últimos años en cuanto a sátira y crítica de los monumentos se refiere, pero muy refrescantes económicamente.
La celebración que este año ha superado con creces los resultados económicos de la fiesta de 2013. Cerca de 1,3 millones de personas disfrutaron de una semana que ha dejado más de 45 millones de euros en la ciudad frente a los 37 ...
El fuego purificador volvió puntual a Alicante a medianoche. Más de 180 monumentos ardieron en la pasada madrugada durante la tradicional Nit de la Cremà, punto final de unas Hogueras de San Juan que quizás hayan sido las menos mordaces de los últimos años en cuanto a sátira y crítica de los monumentos se refiere, pero muy refrescantes económicamente.
La celebración que este año ha superado con creces los resultados económicos de la fiesta de 2013. Cerca de 1,3 millones de personas disfrutaron de una semana que ha dejado más de 45 millones de euros en la ciudad frente a los 37 de 2013. La ocupación hotelera (unas 7.500 plazas) ha rozado el 90% de ocupación superando en diez puntos más las hogueras anteriores.
Alicante recoge 45 millones en una semana en la que 1,3 millones de personas vivieron sus fiestas patronales
Si estas fiestas patronales han tenido algún pero, ha sido la poca crítica a la corrupción existente o a la sospecha de esta. Las hogueras se han reído mucho de los políticos, pero no han retratado una realidad muy presente en los titulares donde las escuchas policiales se reflejan con cierta frecuencia. De hecho, el premio a la mejor crítica de este año se lo ha llevado la hoguera de La Cerámica, en la que se criticaban los juicios mediáticos antes que a los políticos imputados.
Protegiendo el Benacantil
En Alicante no han querido ser Xàtiva (Valencia), donde un castillo de fuegos contraindicado causó un incendio en una montaña cercana a la localidad. La concejalía de Seguridad quiso asegurarse de que no existiera ningún riesgo de incendio en el monte Benacantil, desde donde se lanza la palmera que da inicio a la cremà. El Ayuntamiento dispuso y preparó a 35 operarios de jardines para extinguir cualquier conato de incendio en un monte emblemático para una ciudad que arrastraba una gran falta de lluvia durante todo el año.
De cualquier modo, todas las hogueras ardieron tras la medianoche. Coincidiendo con la hora bruja, desde la ladera del Castillo de Santa Bárbara, en el monte Benacantil de la capital alicantina, se lanzó la palmera de fuegos artificiales, que marcó el inicio de la cremà, posiblemente una de las más cortas de los últimos años. La crisis continúa en la fiesta: muchos monumentos foguerers eran muy pequeños, de sexta categoría, lo que aceleró su consumición.
Nada más dispararse la palmera ardieron los monumentos del centro. Los primeros de todos fueron los oficiales situados en la plaza del Ayuntamiento, los oficiales: la adulta, de Pedro Espadero (La esencia) y la infantil, de Sergio Gómez (The winner is Alicante). Detrás han ido 30 hogueras más situadas en el centro, algunas de ellas de Categoría Especial.
Este año han sido siete las que han gozado de esta categoría frente a las 13 del año anterior: La de Carolinas Altas –la vencedora-, La Cerámina, Séneca-Autobuses, Florida Portazgo, Hernán Cortés, Parque-Plaza Galicia y Foguerer Carolinas. El próximo año, según las previsiones de la Generalitat, todas las hogueras de cualquier categoría, al igual que el entramado social que las rodea serán consideradas Bien de Interés Cultural Inmaterial.
Más de 600 efectivos entre bomberos, policías locales y voluntarios de Protección Civil participaron en el control de un fuego que se extendió de foguera a foguera durante horas, haciendo las delicias de unos alicantinos que cumplieron con la tradicional banyà, en la que las personas piden a los bomberos que les lancen agua mientras sofocan el fuego.