“En Podemos somos parecidos a Anova pero nos diferencia el método”

La sorpresa de las europeas medirá sus apoyos para dar el salto a las municipales Es un partido sin carnés, con asambleas abiertas donde todos votan Acceden a “hablar” de coaliciones pero sin renunciar a su forma de funcionar

Santiago -
Los dirigentes de AGE la noche electoral ÓSCAR CORRAL

Por segunda vez en año y medio, un recién nacido de la izquierda se ha convertido en Galicia en el gran vencedor de las elecciones. Ocurrió con Alternativa Galega de Esquerda (AGE), la coalición entre Esquerda Unida (EU) y Anova nacida un mes antes de las autonómicas de 2012, y se ha repetido con Podemos, el otro imán político de los indignados con el devenir socioeconómico. Esta vez se trata de un partido sin carnés, con listas ...

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Por segunda vez en año y medio, un recién nacido de la izquierda se ha convertido en Galicia en el gran vencedor de las elecciones. Ocurrió con Alternativa Galega de Esquerda (AGE), la coalición entre Esquerda Unida (EU) y Anova nacida un mes antes de las autonómicas de 2012, y se ha repetido con Podemos, el otro imán político de los indignados con el devenir socioeconómico. Esta vez se trata de un partido sin carnés, con listas totalmente abiertas, que se mueve a base de asambleas en las que todo asistente, aunque sea un recién llegado, tiene voz y voto y en el que se mezclan ciudadanos “de procedencia ideológica variada”, relatan sus integrantes. “Queremos cambiar las cosas pero también cambiar la forma de cambiarlas”, explica Miren Alonso, de 24 años, miembro del Círculo (como denominan a sus agrupaciones locales) de A Coruña, una ciudad en la que se han convertido en la tercera fuerza más votada, a la zaga del dúo bipartidista PP-PSOE y por delante de AGE.

El movimiento gestado en Madrid, que el voto de 83.049 gallegos aupó al tercer puesto por delante del BNG, ha tenido un crecimiento súbito. Los seguidores gallegos del politólogo y tertuliano televisivo Pablo Iglesias empezaron a movilizarse en las primeras semanas de este 2014. Se propusieron lograr 50.000 firmas de apoyo en un mes para concurrir a las europeas y se hicieron con ellas en solo 24 horas. ¿Serán las municipales que se celebrarán dentro de solo un año su segunda batalla electoral? “Si la gente quiere, iremos”, responde Alonso, quien anuncia que se articularán “mecanismos” para medir si cuentan con apoyo ciudadano para este paso. “A priori, por la reacción, parece que sí [lo hay], pero habrá que verlo”.

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Los más de 83.000 votos gallegos a Podemos son parte de las casi 100.000 papeletas que se ha dejado AGE en este año y medio de turbulencias internas. Los nexos entre ambos movimientos son numerosos y Pablo Iglesias, admirador confeso de la figura política de Xosé Manuel Beiras, siguió de cerca la experiencia de frente amplio impulsada por AGE durante las autonómicas de 2012. Miren Alonso ve a Anova, el brazo nacionalista de la coalición que fundó Beiras tras abandonar el BNG, como una formación hermana, que no gemela: “Anova y nosotros somos muy parecidos, pero nos diferencia el método”. La suma de votos de Podemos y AGE en las elecciones del domingo superó en las ciudades gallegas al PSdeG.

Ese “método”, esa “seña de identidad” a la que se refiere Alonso, consiste en unas listas electorales que se confeccionan por primarias puras, un programa elaborado también con la participación de todo el que se acerque al movimiento y unas asambleas con asistentes sin carné de partido que tienen derecho a voz y a voto. Un modelo de tal apertura que complica posibles alianzas electorales en las municipales con otras fuerzas de izquierda rupturista en las que aún perviven mecanismos de funcionamiento partidista. “Habrá que hablarlo. Pero no vamos a renunciar a lo que ha ilusionado a la gente, que es la participación amplia. Nosotros no nos volveremos como los demás”, subraya la integrante del Círculo de Podemos en A Coruña, una licenciada en Periodismo y Relaciones Internacionales que no había militado nunca en un partido político —participó en asambleas del 15-M pero no se implicó en su organización— y que se gana la vida con trabajos esporádicos como monitora de tiempo libre.

La configuración “abierta” de Podemos es la que impide concretar cuántos gallegos están ahora mismo vinculados al movimiento de Pablo Iglesias. El partido tiene una estructura incipiente en Vigo, Pontevedra, Ferrol, Santiago, Ourense, Lugo, Arousa y A Coruña. En esta última ciudad, la asistencia media a las asambleas es de 40 personas, aunque el acto de presentación congregó a medio millar. En la jornada del domingo lograron movilizar en los colegios electorales a 60 apoderados.

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Pese a que las caras visibles de Podemos —los politólogos Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero— provienen de Izquierda Unida, el movimiento rehúye situarse ideológicamente en el arco derecha-izquierda. Miren Alonso admite que son mayoría los ciudadanos que se han vinculado a Podemos desde posicionamientos izquierdistas, aunque no es el caso de todos. Lo que está ocurriendo en la calle, explica, ha creado “grandes consensos” al margen de la ideología de cada persona, como la indignación por los desahucios masivos y la prevalencia de los intereses de la banca sobre los de los ciudadanos. Ni la convivencia entre ideologías distintas ni la porosidad de sus asambleas —abiertas incluso al riesgo de que voten posibles rivales políticos infiltrados— han provocado de momento problemas internos en Podemos. Sus miembros, sin embargo, aseguran ser conscientes de unos riesgos que asumen con convicción. “No podemos perder esto”, afirma Alonso. “Es nuestra seña de identidad y sin ella lo perderíamos todo”.

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