CLÁSICA

Electrizante

Un concierto de los de resistencia se volvió muy atractivo por la nitidez en el planteamiento y la entrega de los instrumentistas

Se encuentra a gusto la Filarmónica de Londres en sus visitas a Madrid de la mano de Ibermúsica. Prueba de ello es que ya ha anunciado una doble presencia la próxima temporada con su director, el ruso Vladimir Jurowski, al frente, y ayer ofreció un programa de los de órdago, pues a la imponente Sexta sinfoníade Mahler —que muchos ofrecen en solitario por la densidad, en sus más o menos 80 minutos— añadieron el estreno en España de un concierto para viola del escocés James McMillan, recientemente escuchado en Londres por primera vez. Eso es confianza en el público madrileño y lo demás ...

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Se encuentra a gusto la Filarmónica de Londres en sus visitas a Madrid de la mano de Ibermúsica. Prueba de ello es que ya ha anunciado una doble presencia la próxima temporada con su director, el ruso Vladimir Jurowski, al frente, y ayer ofreció un programa de los de órdago, pues a la imponente Sexta sinfoníade Mahler —que muchos ofrecen en solitario por la densidad, en sus más o menos 80 minutos— añadieron el estreno en España de un concierto para viola del escocés James McMillan, recientemente escuchado en Londres por primera vez. Eso es confianza en el público madrileño y lo demás zarandajas.

LONDON PHILHARMONIC

Director: Vladimir Jurowski. McMillan: Concierto para viola (estreno en España); Mahler: Sexta sinfonía. Solista de viola: Lawrence Power. Ibermúsica. Auditorio Nacional, 19 de enero.

Los músicos ingleses salieron airosos en las dos partes. Bien es verdad que para el concierto de viola contaban con un solista excepcional, Lawrence Power. Pero lo fundamental es que la obra de McMillan es extrovertida, comunicativa, tiene a sus espaldas un concepto melódico de nuestro tiempo, introduce diálogos imaginativos de la viola con otros instrumentos como la flauta travesera, y de cuando en cuando recurre a fanfarrias de viento-metal, o a pasajes de percusión, que mantienen vivo el juego de contrastes y facilitan que esa media hora pase como un suspiro. Y además, claro, la interpretación: soberbio Powell, magnífica la orquesta. Con la Sexta, Jurowski sacó petróleo en una lectura electrizante, atenta al color, la diferenciación de planos sonoros, el equilibrio constructivo. En un movimiento tan complejo y delicado como el tercero la realización fue primorosa.

En pocas palabras: ideas claras en la dirección, respuesta brillante en los músicos. Un concierto de los de resistencia se volvió muy atractivo por la nitidez en el planteamiento y la entrega de los instrumentistas. Una gran tarde de música.

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