Desalojados los placeros de Pontedeume encerrados contra el traslado del mercado

Llevaban dos semanas viviendo en el interior de la plaza de abastos en protesta contra el traslado del mercado municipal

La Guardia Civil desaloja a los placerosCABALAR (EFE)

Durante los últimos 17 días habían pasado de placeros a ser prácticamente los okupas del mercado municipal. Son los días que han vivido y dormido dentro de una vieja nave desvencijada de los años 40 donde ni vendían pescado fresco ni despiezaban la carne. Los clientes no podían entrar ni ellos querían salir.

Hoy, la Guardia Civil los desalojó por sorpresa a las seis de la mañana y puso fin a un encierro que iniciaron el 2 de noviembre. “Venían equipados para la guerra y con un ariete para echar la puerta abajo”, explicó la representante legal de los placeros. No hizo falta. Los...

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Durante los últimos 17 días habían pasado de placeros a ser prácticamente los okupas del mercado municipal. Son los días que han vivido y dormido dentro de una vieja nave desvencijada de los años 40 donde ni vendían pescado fresco ni despiezaban la carne. Los clientes no podían entrar ni ellos querían salir.

Hoy, la Guardia Civil los desalojó por sorpresa a las seis de la mañana y puso fin a un encierro que iniciaron el 2 de noviembre. “Venían equipados para la guerra y con un ariete para echar la puerta abajo”, explicó la representante legal de los placeros. No hizo falta. Los propios vendedores encerrados les abrieron la puerta pacíficamente. Los agentes perforaron la madera para colocar cadenas en la entrada del mercado y una funcionaria local colgó el cartel de “Precintado por resolución de la Alcaldía”.

No hubo incidentes pero los placeros no se movieron de la escaleras en todo el día. Allí, en sillas de playa y con la mantas sobre los hombros, celebraron sus asambleas, recolocaron las cafeteras, las 'quechua' y los colchones hinchables que les sirvieron de cama estas dos últimas semanas. Ha sido su forma de protestar contra el traslado de sus puestos a un mercado provisional habilitado en una lonja el puerto de Raxoi mientras duren las obras para reparar la cubierta de una plaza de abastos repleta de goteras y telas de araña que Sanidad aconsejó cerrar ya en 2011.

Fue el alcalde, Gabriel Torrente, del PP, quien decretó el traslado de la plaza al muelle para reparar la cubierta a finales de octubre. Es una obra de tres meses con un coste de 193.000 euros que subvenciona la Xunta y que, según la oposición, ya fue adjudicada a Fontanería Rumbo y que se perderían si no se acomete este año. Los placeros eumeses se negaron a moverse y se atrincheraron en el viejo mercado el sábado 2, dos días antes de un desalojo que se había fijado para el lunes 4. Cuentan que no se oponen ni al traslado ni a la reforma pero si a la formas en la que el alcalde, al que tildan de “chulo y prepotente”, les ha impuesto la mudanza “sin garantías por escrito de cuando y de que manera podremos volver”, expone uno de los afectados. Han recurrido a dos abogadas para que recurran el decreto y velen por unos intereses que creen “pisoteados”. “Ni sabemos nada, ni vimos nada ni nos dieron nada por escrito”, se quejan.

No obstante, y a pesar de que al recinto le hacía mucha falta un buen remozado, todos los puestos (15) cumplían con la normativa y el mercado, que se levantó en 1944 cogiendo parte del muro del antiguo pazo de los Andrade, funcionaba muy bien con una clientela muy fiel a los productos frescos del Eume. Los 15 puestos -cuatro carnicerías, tres pescaderías, tres fruterías, dos charcuterías y otros tres negocios de flores y café- son el sustento de 24 familias, cuenta Carmen López. Llegó a la plaza con 15 años recién cumplidos y lleva 37 regentando un puesto de carne. Cuenta que hay dos compañeros que ya se han mudado al mercado provisional pero el resto hacen piña en contra.

“Es que no puedo trabajar allí”, explica la carnicera. Dice que con los expositores de frío apenas quedaría sitio ni para despachar ni para que desfilen clientes –un pasillo de 56 centímetros según los cálculos y mediciones que han colgado en las paredes de la vieja plaza- y que tampoco puede colgar los terneros del techo de pladur porque no resisten más de 150 kilos. “Nos sacarán de dentro pero no nos van a echar de la calle”, afirma Carmen, decidida a quedarse. Los placeros tienen de su lado a sus clientes habituales, a otros comerciantes autónomos, a centenares de vecinos que los arropan cada sábado en las concentraciones en la plaza del pueblo y a la oposición local, BNG y PSOE. Este lunes, también recibieron el respaldo de AGE a través de su diputado Antón Sánchez que acusó al alcalde de mantener una actitud “prepotente y dictatorial”.

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Torrente se defiende: “Hay una resolución que tienen que cumplir y no nos desviamos ni un milímetro de lo que marca la ley”, explica el regidor, que advirtió que revisaría, una por una, todas las concesiones a los vendedores. Todos los intentos de acercar posturas entre el gobierno local y los placeros en los últimos días han fracasado incluido el que hoy realizaron los dos portavoces de la oposición que se reunieron con el alcalde para mediar. Ambas partes, placeros y alcaldía, siguen enconadas en sus argumentos con el mercado cerrado desde el día 4.

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