El pianista que sonríe con los dedos

El argentino Horacio Lavandera abre el próximo martes 15 el ciclo de Jóvenes Intérpretes de la Fundación Scherzo en los Teatros del Canal

El pianista Horacio Lavandera.Ximena Martínez

Igual que nuestra personalidad traspasa irremediablemente a nuestra forma de escribir de una manera inconsciente, también la personalidad del intérprete queda plasmada a través de la forma de acometer la obra en las teclas del piano. Horacio Lavandera habla de forma calmada, sin sobresaltos, casi con ternura. Y se nota en su forma de tocar Beethoven o Liszt, algo que puede comprobarse en directo este martes en los Teatros del Canal. Allí da un concierto en solitario dentro del ciclo Jóvenes Intérpretes de la Fundación Scherzo.

A Lavandera en su familia no lo miraron raro por querer ser ...

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Igual que nuestra personalidad traspasa irremediablemente a nuestra forma de escribir de una manera inconsciente, también la personalidad del intérprete queda plasmada a través de la forma de acometer la obra en las teclas del piano. Horacio Lavandera habla de forma calmada, sin sobresaltos, casi con ternura. Y se nota en su forma de tocar Beethoven o Liszt, algo que puede comprobarse en directo este martes en los Teatros del Canal. Allí da un concierto en solitario dentro del ciclo Jóvenes Intérpretes de la Fundación Scherzo.

A Lavandera en su familia no lo miraron raro por querer ser músico. “Mi tía abuela era pianista y vengo de una familia de músicos en la que hay clarinetistas, guitarristas, percusionistas, chelistas… Ser músico en mi familia es algo para lo que nunca se han puesto trabas”, dice este intérprete de 28 años que vive entre Buenos Aires y Madrid. Del público madrileño dice que es “muy cálido y respetuoso” y que “entiende la sutileza y la calidad en el fraseo”.

En este concierto tocará un programa integrado por dos sonatas de Beethoven, cuatro piezas de Chopin y la segunda rapsodia húngara de Liszt. Un repertorio en el que se condensa a los maestros del piano en una sola sesión, aquellos que hicieron de las 88 teclas un lienzo en blanco sobre el que plasmar la belleza y el virtuosismo.

“Las sonatas de Beethoven son probablemente las piezas más importantes del repertorio y las obras de Chopin son muy bellas y están muy logradas. Con Lizt se hace un viaje más hacia lo popular a través de un maestro virtuoso”, dice el pianista.

Pero lo que tampoco está elegido al azar es la pieza que cierra el concierto. Buenos Aires se hace música en las manos de Piazzolla, y por eso ha elegido para elogiar a su ciudad en la capital el Adiós Nonino del compositor. “Igual que hay grandes y complejas estructuras en Mozart, también las hay en Piazzolla. Es música clásica como la barroca, con una estructura en las ornamentaciones”, dice Lavandera, que aunque dentro del repertorio se decanta por Beethoven y Chopin, dice que sus amigos le han dicho que cuando toca Mozart le “sonríen los dedos”. Eso sí, fue el compositor polaco y sus obras las que le dieron el Premio Gardel el pasado agosto por su grabación de piezas de Chopin.

Lavandera tiene ilusión en la mirada y ambición en el corazón. En Buenos Aires tiene un proyecto en colaboración con un grupo de científicos en el que intenta explicar los misterios de nuestro planeta a través de la música contemporánea. “Mi objetivo a largo plazo es crear un gran centro de estudio acústico-musical en Argentina. Colaboro con científicos de renombre de mi país para que expongan los conocimientos que se extraen de las piezas de música contemporánea. Vamos explicando poco a poco aspectos científicos y acercando a la gente la ciencia y la música”, explica el intérprete porteño.

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En esa inquietud que le concede su juventud, también ha querido acercarse a los más jóvenes para que conozcan la música clásica a través de su piano. Horacio Lavandera ha hecho algunas colaboraciones con las orquestas juveniles argentinas —en las que se integran niños y jóvenes de todas las clases sociales, siguiendo el modelo del Sistema venezolano— y ya ha debutado también como director de orquesta. “Quiero seguir estudiando, trabajando, componiendo más, tocando en lugares nuevos, dirigiendo orquestas…”, dice el joven pianista, y sus planes se prolongan en una enumeración de más de un minuto, porque no puede estarse quieto. Excepto cuando se sienta ante el piano.

Horacio Lavandera. En la Sala Roja de los Teatros del Canal (Cea Bermúdez) el próximo martes a las 20.00. Entradas: de 10 a 17 euros.

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