POP | Cansei de ser Sexy

Baile contra la atonía

Las de Sao Paulo siguen siendo las mismas muchachas divertidas, traviesas, bulliciosas e intrascendentes de siempre

¿Es Madrid una ciudad decadente? Las cuatro chavalas brasileñas de Cansei de Ser Sexy se incorporaron anoche involuntariamente al debate que ha logrado sacudir esta metrópoli mohína. Las de São Paulo siguen siendo las mismas muchachas divertidas, traviesas, bulliciosas e intrascendentes de siempre, y disponen de un cuarto disco, Planta,para refrendarlo. La fórmula, hace justo un par de otoños, sirvió para llenar la sala Arena. Ayer, poco más de cien personas fuimos testigos en el Círculo de Bellas Artes de los saltos impetuosos de Lovefoxxx y sus grititos para animar al baile desafora...

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¿Es Madrid una ciudad decadente? Las cuatro chavalas brasileñas de Cansei de Ser Sexy se incorporaron anoche involuntariamente al debate que ha logrado sacudir esta metrópoli mohína. Las de São Paulo siguen siendo las mismas muchachas divertidas, traviesas, bulliciosas e intrascendentes de siempre, y disponen de un cuarto disco, Planta,para refrendarlo. La fórmula, hace justo un par de otoños, sirvió para llenar la sala Arena. Ayer, poco más de cien personas fuimos testigos en el Círculo de Bellas Artes de los saltos impetuosos de Lovefoxxx y sus grititos para animar al baile desaforado. Es decir, una cuarta parte de la audiencia que la jaleó 23 meses atrás.

Las chicas que se cansaron de ser sexis no han perdido su encanto, tan elemental como evidente. Sobre todo la mencionada Lovefoxxx, una jefa de filas magnética, exótica, hiperactiva, pintona. Ejerce de riot grrrl con la gracia precisa, animando el cotarro y asumiendo ese papel de malota dispuesta a reconsiderar su actitud y volverse modosa… durante unos pocos segundos. La lideresa y sus secuaces inyectaron el veneno del baile en un público que, en otras circunstancias, se habría deslizado por la pronunciada pendiente de la atonía. Se agradece el esfuerzo: la Sala de Columnas presentaba un aspecto desangelado, pero el suelo ya latía desde el segundo tema con su característico (e inquietante) temblor.

Además de la abrumadora mayoría femenina (el único varón en escena era el barbudo y tatuado batería), CSS juega la baza de un pop pegadizo, muy rítmico y en ocasiones salpicado con peroratas rapeadas. Los matices son escasos: Hangover agrega un sutil eco jamaicano, siempre desde una perspectiva más lúdica que sesuda, y Teenage tiger cat crece en torno a una base adictiva y remotamente oriental. Las referencias al dance comercial resultan infinitas: la joven Madonna de Like a virgin podría haber cantado Move o Honey, mientras que I love you seguramente les sirviera a M.I.A. o Beyoncé para llenar pabellones.

Lovefoxxx terminó la velada con capa de vampiresa y, en I’ve seen you drunk girl, jugando por única vez la baza de aligerar su vestuario. Nada hay de memorable en CSS. Pero levantar el ánimo durante 70 minutos, en la presente tesitura, se antoja un botín muy razonable para un concierto.

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