Museos para todos

Miles de personas acuden a los centros culturales en la jornada de puertas abiertas por la Mercè

El Monasterio de Pedralbes vivió ayer una intensa jornada de puertas abiertas MASSIMILIANO MINOCRI

En el acceso del Museo Monasterio de Pedralbes no daban abasto a la once de la mañana de ayer para facilitar las audioguías. 60 céntimos, era lo único que se pagaba para acceder al conjunto en un día de puertas abiertas. En las salas y el claustro y hasta en la iglesia —las monjas clarisas eran fotografiadas tras la celosía en su hora de rezo — reinaba una animación poco habitual. “Los días de puertas abiertas, como el 18 de mayo —día internacional de los museos— y el de la Mercè suelen ser días de mucho público”, explicaba una de las trabajadoras.

Gran parte de los museos de Barcelona ...

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En el acceso del Museo Monasterio de Pedralbes no daban abasto a la once de la mañana de ayer para facilitar las audioguías. 60 céntimos, era lo único que se pagaba para acceder al conjunto en un día de puertas abiertas. En las salas y el claustro y hasta en la iglesia —las monjas clarisas eran fotografiadas tras la celosía en su hora de rezo — reinaba una animación poco habitual. “Los días de puertas abiertas, como el 18 de mayo —día internacional de los museos— y el de la Mercè suelen ser días de mucho público”, explicaba una de las trabajadoras.

Gran parte de los museos de Barcelona tienen un público mayoritariamente extranjero: dos de cada tres entradas —de media —suelen ser vendidas a turistas. Las jornadas de puertas abiertas atraen, por contra, al visitante autóctono que, a veces, planifica varias visitas para aprovechar la gratuidad. Y de forma especial a lo largo de los días de la festividad de la Mercè. Algunos museos han abierto los cuatro días, otros —la mayoría —solo el día de la patrona.

“Ayer fuimos al Born y esta mañana a las diez ya estábamos aquí”, explicaba Teresa, una barcelonesa que paseaba por el claustro del Monasterio de Pedralbes.

Combinaciones de todos los gustos. Manuel y Carmen descubrían el Monasterio de Pedralbes, sus colecciones de arte, los objetos que ha conservado la comunidad de las clarisas y las estancias: “Esto es una maravilla. Por la tarde queremos ir al museo del castillo de Montjuïc para acabar de aprovechar el día”, comentaban. Familias enteras paseaban por los jardines del claustro y se asomaban a las balconadas.

Una de las salas semivacías del DhubMassimiliano Minocri

Justo en la otra punta de la ciudad, en el Museo de Ciencias Naturales en el Fórum, el público mayoritario era, también, familiar ya que el centro, además, tiene espacios pensados para niños, como talleres infantiles.

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“El domingo fuimos al Born y esta mañana hemos preferido algo más tranquilo, con menos gente, porque el centro seguro que está abarrotado”, explicaba Rosa, acompañada de dos pequeños. Por ese museo pasaron ayer 1.463 personas, según datos facilitados por el Ayuntamiento de Barcelona.

El récord de visitantes de esta Mercè se lo ha llevado el Born Centre Cultural (BCC) que a lo largo de los cuatro días de las fiestas de Barcelona ha recibido 130.000 personas.

Otros centros que ayer tuvieron una afluencia importante de visitantes fueron el Museo Picasso (3.462), el Jardín Botánico (580) y 3.309 el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). El Macba atrajo a 6.174 personas con el programa “Macba en familia”, una serie de actividades dirigidas y, por la tarde, música de un dj en el atrio del museo.

Por el Museo del Diseño de Barcelona (Dhub) pasaron 1.600 personas, según cifras municipales. Una afluencia de público que en el caso del inmenso centro que se alza a un lado de la plaza de las Glòries resulta muy difícil de percibir. De hecho, hoy por hoy solo hay una exposición de diseño en la planta baja del centro y todos los espacios de las plantas superiores permanecen a la espera de contenido. “En preparación” es la leyenda que aparece en los accesos de las plantas.

En una de ellas, dos hileras de sillas permanecían vacías mientras las imágenes de la construcción del edificio se proyectaban sobre un cubo situado en medio de la gran estancia.

La zona que más atraía era el gran ventanal que se asoma a la plaza de las Glòries. Desde ahí, todo eran cábalas del futuro de la plaza. “Nosotros vivimos al otro lado de los Encants —los viejos— y lo que no nos parece lógico es que el museo haya tenido prioridad sobre las escuelas y todo lo demás y menos, todavía, que esté acabado desde hace un año y siga prácticamente vacío”, afirmaba Manel. “El edificio es impresionante pero resulta desangelado”, terciaba Javier, otro visitante, que salía globo en mano con el logo del museo.

Unos globos que estaban dispuestos en forma de ramos para animar algo los inmensos vacíos.

 

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