El arte contemporáneo va a la playa

Una veintena de obras salen del Museo de Vilafamés para exponerse en Benicàssim

'El mundo es de quien lo transforma', obra de Manuel Calvo.

Desde que en 1971 el emprendedor crítico y académico Vicente Aguilera Cerni fundara el Museu d'Art Contemporàni de Vilafamés, su propia existencia no ha dejado de ser un inaudito desafío cultural que emerge en un entorno patrimonial singular de la Plana Alta. Ahora, más de cuatro décadas después, una pequeña parte del medio millar largo de obras de arte que acoge en sus numerosas salas del gótico Palau del Batlle de Vilafamés están siendo preparadas para ir a Benicàssim y aproximarse al turista que disfruta de...

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Desde que en 1971 el emprendedor crítico y académico Vicente Aguilera Cerni fundara el Museu d'Art Contemporàni de Vilafamés, su propia existencia no ha dejado de ser un inaudito desafío cultural que emerge en un entorno patrimonial singular de la Plana Alta. Ahora, más de cuatro décadas después, una pequeña parte del medio millar largo de obras de arte que acoge en sus numerosas salas del gótico Palau del Batlle de Vilafamés están siendo preparadas para ir a Benicàssim y aproximarse al turista que disfruta del sol, la playa y la música estival.

Varios de los miembros del grupo Antes del Arte, que contribuyó a crear el propio Aguilera Cerni cuatro años antes de alumbrar el Museo que ahora lleva su nombre, se alojarán durante el mes de agosto en el Museo Melchor Zapata de Benicàssim, en la que será la primera salida al exterior de la colección artística de Vilafamés.

El alicantino Eusebio Sempere estará representado por dos serigrafías de 1969; José María Yturralde, por una Estructura de 1972; Francisco Sobrino, por Double cube M.A. 1/3, una pieza en plexiglás de 1977; el castellonense Joaquín Michavila, por Fortaleza, y la valenciana Soledad Sevilla, por un significativo Espacio geométrico (1980), mostrando esas relaciones entre ciencia y arte por las que el grupo se interesó.

En todas estas obras de Antes del Arte puede detectarse el espíritu fundacional del museo popular que las custodia, al igual que en las pinturas El mundo es de quien lo transforma y El árbol residente en la mente humana, del asturiano Manuel Calvo y el madrileño Eduardo Úrculo, respectivamente, que estuvieron entre los primeros donantes de aquella aventura contemporánea que empezó hace 42 años. Tanto éstas como la mayoría de las obras que se expondrán en Benicàssim, están datadas entre finales de los 60 y los primeros 80. Solo las de los valencianos Artur Heras y Nassio Bayarri son ya de este milenio.

Otras piezas de Manuel Clemente, Manuel Castañón, Lucio Muñoz, Ceferino Moreno, Amat Bellés, Anzo, Jim Bird, Francisco Cruz y Manuel Salamanca forman también parte de las creaciones seleccionadas para este primer viaje a la costa, entre las más de 600 que alberga el Palau del Batlle. Más de 300 se muestran al visitante el Museu de Vilafanés; el resto esperan su turno en el almacén. En sus salas hay muestras del trabajo de Renau, los equipos Crónica, Límite o Realidad, Tonico y Manuela Ballester, de Martin Chirino, incluso de Miró, entre tantos.

Más de 400 artistas están allí representados e invitan al viajero a darse una vuelta por un pueblo especial que apostó en tiempos difíciles por dar cabida al arte contemporáneo en medio de una notable riqueza patrimonial y natural que ya de por sí lo hacían atractivo.

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