Rock y pistolas en un paisaje polvoriento

Niño y Pistola estrenan en Pontevedra su cuarto disco

El grupo gallego Niño y Pistola

Un relato de desesperación, la de un trabajador en alguna zona rural de los Estados Unidos en los años 50, y la poderosa influencia de Buffalo Springfield, Neil Young, The Band y Creedence Clearwater Revival, entre otras, son los hilos que cruzan la cuarta entrega discográfica de los gallegos Niño y Pistola, There’s a man with a gun over there (2013, Ernie Records). Esta noche lo estrenan oficialmente en directo en la sala Karma de Pontevedra, en el marco del séptimo aniversario del local de la calle Riestra, festejo que mañana sábado continuará con el concierto de Siniestro Total....

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Un relato de desesperación, la de un trabajador en alguna zona rural de los Estados Unidos en los años 50, y la poderosa influencia de Buffalo Springfield, Neil Young, The Band y Creedence Clearwater Revival, entre otras, son los hilos que cruzan la cuarta entrega discográfica de los gallegos Niño y Pistola, There’s a man with a gun over there (2013, Ernie Records). Esta noche lo estrenan oficialmente en directo en la sala Karma de Pontevedra, en el marco del séptimo aniversario del local de la calle Riestra, festejo que mañana sábado continuará con el concierto de Siniestro Total.

“Creo que sigue la línea de nuestros tres discos anteriores pero endurecida, más psicodélica y más exagerada”, define el compositor y guitarrista Manuel Portolés, al frente del quinteto originario de Val Miñor. El disco es una sucesión de temas concebida como una suite en varios tiempos, formato que refuerza su unidad narrativa y estilística. “Todo surgió de una manera muy natural, como una canción con muchas partes que se distinguen unas de otras por contraste, ya que es la historia de la crisis de un personaje, consigo mismo y enfrentado al sistema, que vive una revolución personal”. A su modo, los hechos resultan una fábula del contexto actual.

¿Canción protesta? “No lo buscamos pero es verdad que surgió la cuestión y el disco acabó convirtiéndose en la formulación de una denuncia, de una crítica social”. Dos bloques sonoros desarrollan los hechos y un epílogo, el elocuente “We’ve had enough” redondea y ata los cabos. La huella de sus grupos favoritos dibuja un paisaje hostil y polvoriento que tiene el brillo de la belleza extraña. “Ante todo somos público y, como melómanos, nos gustan los clichés del rock, de nuestra música popular, por llamarla de algún modo. Es como intentar, humildemente, formar parte de esa imaginería ya creada y aportar nuestra visión personal”.

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