Educación no sabe qué hacer con el colegio que se hundió en Santa Pola

Un mes después del siniestro, la consejería duda entre demoler o rehabilitar

Alicante -
Aula del colegio Hispanidad con el suelo hundido en Santa Pola. PEPE OLIVARES

¿Demoler o rehabilitar? Ésa es la cuestión, pero mientras tanto los 120 alumnos del colegio público La Hispanidad de Santa Pola en Alicante esperan una solución. El suelo de un aula de cuarto de Primaria de este centro se desplomó hace un mes a los pocos minutos de iniciar la primera clase de la mañana. Diez alumnos resultaron heridos y el colegio fue clausurado para poder determinar la situación de su infraestructura. Los técnicos del Ayuntamiento y de la Generalitat han realizado varias catas, pero de su resultado nada se sabe oficialmente....

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¿Demoler o rehabilitar? Ésa es la cuestión, pero mientras tanto los 120 alumnos del colegio público La Hispanidad de Santa Pola en Alicante esperan una solución. El suelo de un aula de cuarto de Primaria de este centro se desplomó hace un mes a los pocos minutos de iniciar la primera clase de la mañana. Diez alumnos resultaron heridos y el colegio fue clausurado para poder determinar la situación de su infraestructura. Los técnicos del Ayuntamiento y de la Generalitat han realizado varias catas, pero de su resultado nada se sabe oficialmente.

Los alumnos están, temporalmente, reubicados en el centro de formación Maestro José Tovar. Pero pasan los días y la indignación crece. Las pizarras electrónicas, junto a otro material escolar, están en el centro declarado en ruina, y de su futuro apenas hay datos. “No nos dan respuesta, de la consejería nadie dice nada y no sabemos qué pasará”, asegura Maribel López, presidenta del AMPA de este colegio público, cuya hija, de nueve años, fue una de las alumnas que resultó heridas.

Las madres y padres cargan las tintas contra la consejería de Educación, y alaban la predisposición del Ayuntamiento. “En consejería no se mueve nada, estamos igual que el primer día”, asegura Naira Soler, portavoz de una plataforma de afectados que se ha creado.

Fuentes de la consejería de Educación admiten que están pendientes del informe definitivo de los técnicos y destacan la “complejidad” de la decisión: construir o rehabilitar. Por ahora no hay nada decidido, y tampoco está clara la opción que al final desarrollarán.

El alcalde, Miguel Zaragoza, se reunió esta semana con los padres afectados para calmar los ánimos. “Estamos en contacto permanente con a consejería para darle una solución lo más rápida y eficiente posible”, dijo el regidor que está pendiente de reunirse personalmente con la consejera, María José Catalá.

Mientras llega una solución, los alumnos cada mañana en autobús acuden al centro José Tovar, que dista un kilómetro del colegio que se hundió. “La provisionalidad se está volviendo definitiva”, se lamenta Soler, portavoz de los afectados. Los alumnos carecen de aulas de desdoble para Religión y Ética y están “muy apretados en clase, son aulas claustrofóbicas”, se lamenta esta madre.

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Las familias afectadas se lamentan que en la nueva ubicación no tengan aula de música ni gimnasio. Además, recuerdan que el nuevo centro “se encuentra lejos de la zona de residencia” de estas familias que tienen que desplazarse para hablar con los profesores. Tampoco hay espacio para hacer reuniones de Claustro, Consejo Escolar ni de la propia AMPA.

Ante tantas estrecheces, el Ayuntamiento les ha ofrecido un nuevo espacio en la planta baja que servirá de aula polivalente para “desdobles de clases, atención psicopedagógica o el uso que el profesorado estime conveniente”, según afirman desde el Ayuntamiento.

En el edificio del colegio La Hispanidad quedan tres aulas de Infantil que también tienen serias deficiencias: ni gimnasio, ni aula de música, ni desdobles de Religión.

Los alumnos desplazados pierden “una hora al día en viajes en autobús” entre los dos centros. “Antes del desplome acudían la mayoría caminando, ahora tienen que hacer cuatro viajes diarios en autobús y pierden una hora cada día”, se lamentan las madres y padres del centro que exigen jornada lectiva intensiva, desde las 9 a las 14 horas. Los afectados son conscientes del actual momento económico pero, advierten en un comunicado, que “nos sentimos en la obligación de defender y exigir una educación pública segura, digna e igualitaria para nuestros hijos y nuestras hijas”.

“Falta de acción”

La Consejería de Educación se comprometió, cuando se hundió el colegio público de Santa Pola, a revisar las infraestructuras de los centros escolares más antiguos. Pero nunca se supo ni el número ni la identidad de los centros que presentar mayores riesgos de derrumbe.

El secretario general de la Federación de Enseñanza de CC OO en L’Alacantí-Les Marines, Francisco García, lamentó que los técnicos de la consejería no hayan emitido todavía un informe definitivo sobre el caso de Santa Pola. Para el sindicato, se ha producido una “falta de acción” de la consejería frente al incidente, lo que se traduce en “falta de garantías para la vuelta a la normalidad del centro educativo”.

Por este motivo, García instó a la Consejería a que busque una solución “rápida y segura” de ubicación del alumnado y profesorado para poder realizar de manera digna la tarea docente. El sindicalista ve falta de voluntad en las autoridades para solucionar el problema y recrimina que “con la misma velocidad que corrieron para hacerse fotos y prometer soluciones rápidas, se han vuelto a olvidar cuando ha dejado de ser noticia”.

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