Un piano por bulerías

Dorantes llega al Auditorio Nacional con ‘Sin muros!’, flamenco con pinceladas de clásica y jazz

El pianista David Peña Dorantes. LUIS CASTILLA

David Peña Dorantes recuerda el primer instrumento de tecla que entró en su casa. Aquella vieja pianola tenía un montón de rollos llenos de puntos en relieve. El niño se pasaba las horas muertas viendo cómo se correspondían aquellos relieves con las teclas que se iban pulsando como por arte de magia, y aprendió a tocar las canciones de la pianola. Años después llegó al festival de Mont-de-Marsan con Ventanales y la crítica se quedó fascinada de que se pudiera hacer flamenco con un piano, y desde entonces no ha parado. Esta noche presenta Sin muros!,su último trabajo, en el Au...

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David Peña Dorantes recuerda el primer instrumento de tecla que entró en su casa. Aquella vieja pianola tenía un montón de rollos llenos de puntos en relieve. El niño se pasaba las horas muertas viendo cómo se correspondían aquellos relieves con las teclas que se iban pulsando como por arte de magia, y aprendió a tocar las canciones de la pianola. Años después llegó al festival de Mont-de-Marsan con Ventanales y la crítica se quedó fascinada de que se pudiera hacer flamenco con un piano, y desde entonces no ha parado. Esta noche presenta Sin muros!,su último trabajo, en el Auditorio Nacional.

Hacía diez años que no grababa un disco cuando presentó Sin muros! el año pasado, pero porque prefiere los directos y disfruta más sobre el escenario que en el estudio. “Sin muros! tiene conceptos de otras músicas fruto de mi recorrido, las músicas que he ido recogiendo en mi mochila y que me dotan de una paleta de colores más amplia”, dice este músico de Lebrija (Sevilla) que dejó el conservatorio porque una profesora no soportaba que tocara flamenco al piano en clase. “En el flamenco no hay método de piano, así que soy autodidacta. No he podido aprender de nadie”, explica Dorantes. En este espectáculo se muestra más maduro, y ha colaborado para montarlo con grandes voces como Arcángel, Miguel Poveda o Carmen Linares. En el Auditorio estará solo con sus instrumentistas, en un recital de algo más de una hora.

Sus instrumentaciones también son curiosas: se acompaña de violín, bandoneón y contrabajo para conseguir un sonido único con toques de música clásica y jazz sin buscar lo exótico. “No pienso en instrumentos, sino que me atraen los intérpretes. Lo que me gusta no es meter un instrumento nuevo, sino introducir un músico que aporte un lenguaje diferente a mi obra”, confiesa. Pero no cree que al flamenco le haga falta fusionar sin fin para seguir vigente: el flamenco siempre está vivo sin necesidad de buscar nuevos caminos. “La relación con otras músicas siempre es enriquecedora. La verdad es que yo no lo busco, me sale solo. He hecho cosas con Noa y con músicos israelíes y árabes, pero al flamenco no le hace falta”, explica el pianista.

Esta noche irá de las alegrías a las bulerías, pasando por tangos y malagueñas, para concluir con Ante el espejo, una pieza que “es una invitación al análisis personal, en la que me miro a mí mismo y me abro en canal para que vean cómo soy y cómo veo la vida”. Todo desde el piano porque, como dice Dorantes, “el flamenco desde la banqueta del piano se ve desde un balcón diferente, pero sigue siendo flamenco”.

Dorantes. Hoy en el Auditorio Nacional a las 19.30. Entradas: de 4 a 15 euros.

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