El Dhub muestra su potencial

El nuevo centro de las Glòries celebra los 80 años del Museo de Artes Decorativas

La sala polivalente del Dhub.J. A. M.

La mole gris de zinc del nuevo museo del diseño situado de la plaza de las Glòries el Disseny Hub Barcelona (Dhub), empieza a ser un edificio con vida interior. Ayer vivió su estreno, no oficial, al acoger la fiesta de 80 aniversario del Museo de Artes Decorativas, del que el nuevo centro se siente legítimo heredero.

Más de doscientas personas, la mayoría donantes de obras a lo largo de los últimos años, que llenaron el flamante auditorio de la planta tercera pudieron visitar el interior del edificio. Libr...

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La mole gris de zinc del nuevo museo del diseño situado de la plaza de las Glòries el Disseny Hub Barcelona (Dhub), empieza a ser un edificio con vida interior. Ayer vivió su estreno, no oficial, al acoger la fiesta de 80 aniversario del Museo de Artes Decorativas, del que el nuevo centro se siente legítimo heredero.

Más de doscientas personas, la mayoría donantes de obras a lo largo de los últimos años, que llenaron el flamante auditorio de la planta tercera pudieron visitar el interior del edificio. Libre de obras pero sin las 70.000 obras que se depositarán a partir de la primavera de 2013, todos admiraron las enormes dimensiones de los espacios, sobre todo la sala de exposiciones temporales que tiene, nada más y nada menos, que 3.990 metros cuadrados, que estaban iluminadas para la ocasión.

Ese parece ser uno de los mayores retos de la directora pilar Vélez. “Aquí hay mucho espacio y un gran reto”, aseguró en el enorme escenario. “El reto de preservar el rico patrimonio de las colecciones para las generaciones futuras, además de establecer vínculos con empresas y entidades relacionadas con el diseño”.

El pintor y vidriero Joan Vila, el arquitecto David Mackay y el diseñador industrial Miguel Milà, explicaron su vinculación con el diseño y el museo, mientras que el concejal de Cultura Jaume Ciurana puso fin al acto asegurando que el Dhub “ha de ser como una encina capaz de crear brotes a su alrededor que sirva para crear un bosque” y se comprometió a que el centro también acogerá el patrimonio del futuro. Al final del acto, el espacio que hasta hace poco ocupaban cemento, cables y herramientas, lo ocupó un enorme pastel para celebrar ochenta años de vida de un museo y el primer día de otro.

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