Pedagogía de la gaita

Carlos Nuñez se confirma como uno de los embajadores peninsulares de la cultura celta con un sonido arrollador y poderoso

Carlos Núñez siempre ha presumido (merecidamente) se ser el más internacional de entre los músicos peninsulares tradicionales. La estrella del gaitero gallego ha declinado entre nosotros desde aquellos años gloriosos en que sus primeros discos (Os amores libres, el seminal A irmandade das estrelas) acariciaban lo más alto de las listas, pero anoche, en su doble y festiva sesión en el Teatro Lara, se encargó de recordar que acaba de finiquitar un mes de gira por Estados Unidos y que Londres le espera en breve. Y aunque ha reducido la formación a cuarteto, junto a su hermano Xu...

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Carlos Núñez siempre ha presumido (merecidamente) se ser el más internacional de entre los músicos peninsulares tradicionales. La estrella del gaitero gallego ha declinado entre nosotros desde aquellos años gloriosos en que sus primeros discos (Os amores libres, el seminal A irmandade das estrelas) acariciaban lo más alto de las listas, pero anoche, en su doble y festiva sesión en el Teatro Lara, se encargó de recordar que acaba de finiquitar un mes de gira por Estados Unidos y que Londres le espera en breve. Y aunque ha reducido la formación a cuarteto, junto a su hermano Xurxo, la joven violinista escocesa Fionna Johnson y su inseparable Pancho Álvarez, sigue desarrollando un sonido arrollador y poderoso. Abusando puntualmente, eso sí, de los ingredientes enlatados.

Núñez es un intérprete portentoso que no siempre dirige bien el tiro. Dueño de unos dedos envidiables, capaces de acelerar hasta el infinito sin pifiar una triste nota, alterna su espíritu intrépido con las concesiones tópicas (Muiñeira de Chantada, Rianxeira). En el primer apartado, sorprenden sus hallazgos sobre la conexión celta con Brasil y agradecemos que recupere la bellísima melodía de Camiño de Santiago, de sus años con Matto Congrio. Núñez desdeñó en su día el carácter revolucionario de aquella banda y le honra que ahora se reconcilie con su propio pasado.

El vigués resume dos décadas de trayectoria en una doble antología (Discover) y 90 intensos minutos en directo, con pedagógicas escalas en Escocia, la Irlanda de los Chieftains, las danzas bretonas (15 voluntarios bailaron un an dro), la Galicia medieval y la contemporánea, con la deliciosa Pasacorredoiras. A veces asombra más que conmueve, abusa de los unísonos con el violín o convierte sus pasos de zancuda en caricatura de sí mismo. Pero entusiasmar a un público intergeneracional y levantarlo de sus butacas es un mérito que le engrandece.

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