La bronca social se traslada a la Lonja

Centenares de personas abuchean a los asistentes a la entrega de los premios Jaume I

“Estamos cabreados, tristes, preocupados, disgustados, rabiosos”, enumeraba como un torrente Alejandro Sánchez, un miembro de un centro ocupacional de Massamagrell, en Valencia. Cada segundo se le ocurría un adjetivo distinto para definir la situación en la que se encuentra el sector de trabajadores y usuarios de la discapacidad. “Que suelten la pasta. Queremos el dinero”, remataba, al fin. Su enfado era compartido ayer por centenares de personas que fueron confluyendo en la Lonja de Valencia tras manifestarse de forma separada.

Acabaron en este punto céntrico de la ciudad porque en su ...

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“Estamos cabreados, tristes, preocupados, disgustados, rabiosos”, enumeraba como un torrente Alejandro Sánchez, un miembro de un centro ocupacional de Massamagrell, en Valencia. Cada segundo se le ocurría un adjetivo distinto para definir la situación en la que se encuentra el sector de trabajadores y usuarios de la discapacidad. “Que suelten la pasta. Queremos el dinero”, remataba, al fin. Su enfado era compartido ayer por centenares de personas que fueron confluyendo en la Lonja de Valencia tras manifestarse de forma separada.

Acabaron en este punto céntrico de la ciudad porque en su interior se celebraba la entrega de los premios Rey Jaime I. Un acto presidido por la reina Sofía, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, entre otras personalidades. A todos, pero sobre todo a ellos, fueron dirigidas las quejas. “El próximo desahucio será en la Zarzuela”, gritaban unos. “Fuera, ladrones”, coreaba el resto. “Ahí está la cueva de Alí Babá”, se animaban en conjunto.

La manifestación había comenzado a las 11 de la mañana, media hora antes del inicio de la ceremonia. Varios colectivos sociales, desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca hasta el Movimiento 15-M o el sindicato CGT, se apostaron frente al edificio para recibir a los invitados entre pitidos y gritos. Algunos incluso portaban una caja con sus propios trofeos, los “tuppers de oro”, para entregárselos “a los que recortan en educación y sanidad”.

Hacia la una del mediodía, el número de congregados aumentó con la incorporación de discapacitados y trabajadores que se habían concentrado frente al Palau de la Generalitat. Pedían los pagos que les debe el Consell desde principios de año. “Está claro que la ayuda a discapacitados no es una de sus prioridades”, apuntaba Vicent Climent, delegado de servicios sociales. “Por eso pedimos el importe de toda la deuda y una financiación estable”. “Esto solo se salva con un cambio profundo del sistema. Hay un nulo interés social en sus políticas” razonaban a su lado Mònica Oltra y Esther López, diputadas de Compromís y EU, respectivamente.

La mañana fue desembocando en una queja unánime contra la Reina y el Ejecutivo. “Los Borbones a los barracones”, “Al discapacitado han olvidado” o el reiterado “no nos representan” resonaron durante las dos horas que ocuparon las aceras, protegidas con un gran despliegue de seguridad. Un grupo de universitarios afirmó haber sido identificado al salir de la facultad. Otro alentaba a participar en la huelga general del próximo día 14. Las protestas continuaron por la tarde con una marcha por el centro de la ciudad contra los recortes y la reforma laboral. También se llevó a cabo una concentración en Burjassot en recuerdo del hombre que se tiró por la ventana antes de ser desahuciado.

En Alicante, informa Santiago Navarro, trabajadores de FGV se encaminaron, en su cuarta jornada de huelga contra el ERE, a la sede del Consell. Allí se encontraron con dependientes que pedían el pago de la deuda. Todos, como en Valencia, se preguntaron “¿dónde está nuestro dinero?”

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