Feijóo evita las promesas y Vázquez agita el miedo a los futuros recortes

Las responsabilidades de la crisis centran el cara a cara electoral en Galicia

Los candidatos junto al director de la CRTVG, Alfonso Sánchez IzquierdoANXO IGLESIAS

¿Qué da más miedo: los recortes que prepara Rajoy para después de las elecciones gallegas o repetir un gobierno de coalición en la Xunta como el que hubo entre 2005 y 2009? ¿Existen los contratos de la petrolera mexicana Pemex con astilleros gallegos o son una burbuja electoral del PP? Con estos dilemas se quedaron ayer los telespectadores, y también votantes, de TVG tras el primer cara a cara entre...

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¿Qué da más miedo: los recortes que prepara Rajoy para después de las elecciones gallegas o repetir un gobierno de coalición en la Xunta como el que hubo entre 2005 y 2009? ¿Existen los contratos de la petrolera mexicana Pemex con astilleros gallegos o son una burbuja electoral del PP? Con estos dilemas se quedaron ayer los telespectadores, y también votantes, de TVG tras el primer cara a cara entre dos candidatos a presidir el Gobierno de Galicia desde 1993. Un choque sin conejos e incluso sin chistera, hijo de la recesión, en el que estuvieron muy presentes el pasado y el futuro, ambos para asustar a los ciudadanos tentados en confiar en el rival.

Alberto Núñez Feijóo y Pachi Vázquez se disputaron el favor de los golpeados por la crisis con mensajes muy distantes. El aspirante a repetir como presidente presumió de dejar el corsé del déficit “niquelado”, evitó la tentación de hacer promesas y, en las embestidas del socialista, se agarró con fuerza a los fantasmas del bipartito y a la inacción de Zapatero en 2008 cuando la crisis empezaba a enseñar los cuernos. El candidato socialista, que formó parte de aquella alianza gubernamental entre socialistas y nacionalistas, se erigió en la voz de los parados, los enfermos y las “madres que sufren por sus hijos sin empleo” y no dudó en comprometerse a no despedir “ni un solo empleado público” y a que 25.000 jóvenes tengan una beca-contrato en empresas gallegas. “¿Pero va a cumplir o no el déficit?”, le inquirió Feijóo. No hubo una respuesta tajante.

Feijóo no se movió ni un milímetro de su papel de presidente de rictus duro, de medallista del déficit, de azote de ese “Partido Socialista Obrero Español” que gobierna las comunidades con más paro, siempre con el bipartito que presidió Touriño en la memoria. “Andalucía, Andalucía… ¡Yo vengo a hablar de Galicia!”, acabó quejándose Vázquez. Feijóo desdeñó la preparación de Pachi Vázquez para ser presidente. “Usted no conoce los acuerdos de la Conferencia de Presidentes”, atacó Feijóo. “Uno de los acuerdos es cumplir el déficit. ¿Va a cumplir o no el déficit?”. “Usted está preocupado por la Conferencia de Presidentes, yo por los que lo están pasando mal”, se defendió el socialista.

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En un momento en el que la confianza de los ciudadanos en los políticos institucionales está por los suelos, los dos aspirantes a la Xunta con más posibilidades de ganar se acusaron mutuamente de mentir. Y lo hicieron en relación con los contratos apadrinados por Feijóo entre Pemex y los astilleros Navantia y Barreras para construir dos barcos. Lo que el presidente publicitó como el inicio de la salida de la crisis en Galicia es, según su rival, una “mentira”. Feijóo blandió una carta del consejero delegado de la filial internacional de Pemex que, según dijo, daba veracidad a su anuncio, después de que el partido que tomará el Gobierno de México en diciembre haya advertido que puede revocar el compromiso. “Es mentira. No hay contrato”, afirmó, rotundo, Vázquez mientras el popular agitaba la misiva. “¿Qué busca con esto? ¿Qué no haya contratos?”, replicaba, indignado, Feijóo.

Del debate no salieron grandes ideas para combatir la recesión. Los dos se arrojaron las cifras del paro, Feijóo mentando a Zapatero y, como no, al bipartito, y Vázquez recordándole cómo se ha desbocado el desempleo durante su Gobierno. “Usted es el presidente del paro”, le espetó el socialista al popular. Feijóo aseguró haberse aplicado a fondo pero, ya avanzado el debate, acabó admitiendo que no había cumplido “todos los objetivos”. Vázquez prometió lo que, dice, nunca ha tenido el PP: una “política de empleo”.

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Siempre presente el miedo del día después. Feijóo ofreció una “coalición entre las urnas y un gobierno” frente a alianzas “que no se conocen” entre partidos irreconciliables. Vázquez alertó sobre lo que puede estar preparando Rajoy para después del 21-O. Según el socialista, será entonces cuando se enteren los jubilados gallegos de que su pensión no va a subir. “Pero si pierde el PP”, le dijo a Feijóo, “usted y Rajoy se pensarán dos veces bajar las pensiones”. Pero si hubo una acusación del socialista que recibió una respuesta tibia del presidente. Vázquez le afeó la confrontación lingüística con la que fantaseó el PP en 2009 para llegar a la Xunta. “No había ningún problema hasta que llegó usted, ni siquiera con Fraga. Pero llegó usted y por un puñado de votos abrió la caja… Para ganar no vale todo”. El candidato popular despejó el golpe mirando al norte: “La clave es saber el inglés”.

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