El festival 981 regresa nuevas sedes en Londres y Madrid

Tras cinco años estirando el Playa Club, junto a la playa de Riazor, el festival 981 acababa de emanciparse de su cuartel general

La despedida fue una sorpresa. Tras cinco años estirando el Playa Club, junto a la playa de Riazor, el festival 981 acababa de emanciparse de su cuartel general. La programación diurna se había trasladado a la sede del Macuf, en la otra punta de A Coruña. En total, seis espacios y más de veinte artistas en 2010. Nada hacía pensar que la sexta podía ser la última. “Nos vamos como llegamos, sin hacer ruido”, escribían en un comunicado. Estaban “incómodos”. Lo dejaban por una cuestión de “criterio” y de “respeto” hacia su público. El Sónar iba a repetir en la ciudad de la mano de la Xunta y el go...

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La despedida fue una sorpresa. Tras cinco años estirando el Playa Club, junto a la playa de Riazor, el festival 981 acababa de emanciparse de su cuartel general. La programación diurna se había trasladado a la sede del Macuf, en la otra punta de A Coruña. En total, seis espacios y más de veinte artistas en 2010. Nada hacía pensar que la sexta podía ser la última. “Nos vamos como llegamos, sin hacer ruido”, escribían en un comunicado. Estaban “incómodos”. Lo dejaban por una cuestión de “criterio” y de “respeto” hacia su público. El Sónar iba a repetir en la ciudad de la mano de la Xunta y el gobierno local.

Dos años después, la ecuación se invierte. Sónar se evaporó tras dos ediciones y el 981 ultima ya su regreso. El 6 de octubre debutará en la Nave de Música de Matadero, su sede madrileña, y del 21 al 25 de noviembre desembarcará en The Gallery Soho, en Londres, con dos actuaciones diarias enmarcadas en el proyecto Spain Now!. El cartel se lo reservan por “prudencia”, quedan meses todavía, pero en la dirección prometen que habrá un gallego o un español por cada británico. En la península, la filosofía será similar. “La apuesta es por la calidad, no por el tamaño”, añaden.

La pata gallega del proyecto está todavía en el aire. Solo queda cerrar algún acuerdo, apuntan desde la promotora. Cuestión de semanas. Para el regreso esperan confirmar una sede con dos o tres escenarios, pero tampoco descartan más, repartidas a lo largo del año, de cara a 2013. Dicen que los patrocinadores se han mantenido fieles al proyecto a pesar del parón. De la Consellería de Cultura acaban de recibir una ayuda de 15.000 euros dentro de la nueva línea de apoyo a festivales.

Los coruñeses quieren que el festival crezca a lo ancho y no a lo alto. Sin grandes aforos, de forma desestacionalizada y con varias sedes, tanto en Galicia como en el resto del Estado y en Europa. Si en 2010 ocupaba los distintos ambientes del Playa Club, desde la discoteca hasta el salón de banquetes, y dos rincones de un museo, el jardín y parte del vestíbulo, ahora no se descarta incluir también algún auditorio. La electrónica tampoco será necesariamente la única coartada.

La sexta edición ya manejaba una paleta plural. Cabían al mismo tiempo Cluster, leyendas vivas de la electrónica de vanguardia germana, y Hudson Mohawke, entonces un mocoso de 22 años encaramado a lo alto del catálogo de Warp. En menos de 100 metros compartían espacio radioeléctrico Beak>, la apisonadora liderada por Geoff Barrow, con la espartana puesta en escena de Moritz von Oswald Trío.

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